Cuando Dios interviene

Cuando Dios interviene

 

Jesus ami des pecheurs Auderset
¡Es la guerra! lucho con energía, pero el enemigo es tenaz y esto me sobrepasa. A pesar de mi arma en la mano, afilada a gusto, no hallo una salida… ¿¡Se trata de una espada!? No, solo es un lápiz de carbón … humm, de hecho estoy dibujando. Estoy intentando poner al día un viejo dibujo, pero el muy canalla se resiste. ¡No hay nada que hacer, por mucho que lo borre o lo corrija siempre hay algo que no me gusta! ¡Sin embargo, solo pretendo mejorarlo un poco, solo eso!

-¡Ay mi madre! Señor, ven en mi ayuda…

Contemplo el mencionado dibujo: en él se ve a Jesús lleno de compasión, echando una mano a una prostituta y a un alcohólico marginado (mientras unos religiosos le critican por la espalda… ¡esos tíos se pasaban de tontos!)


La visita

Le estoy dando vueltas y vueltas en la cabeza cuando la puerta del fondo del taller se abre y un hombre con el paso ligeramente tambaleante se acerca peligrosamente a mí…

Le reconozco, es un pintor “maldito” de la región (maldito en el sentido de que le cuesta muchísimo lograr ser reconocido).

Se sienta a mi derecha y con su mirada salvaje observa mi dibujo:

-¡Pffff! Hay demasiados detalles en tu dibujo! Me lanza y sigue sin parar con sus “ consejos” que recibo al mismo tiempo que su hedor a cerveza… ¡es horrible! ¡Ahora tengo que enfrentarme a dos desafíos: el dibujo y un artista!

Bah… le ofrezco un café.


Los 4 trocitos de cartón

Saca 4 trozos de cartón de su bolsillo y los coloca sobre la mesa. Tienen diferentes formatos y están delicadamente recortados en forma rectangular:

-¡Esto, es mi vida!

Primero agarra el cartón más grande:

-¡Quiero consagrar a Dios el 60%!

Seguidamente señala los más pequeños:

-Entonces tengo que reducir el tiempo que dedico a pintar al 20%. Me quedo el 10 % para trabajos caseros (como hacer la colada) y el 10 por ciento restante para… (lo siento, pero ya no me acuerdo… lo sé, es una lástima, pero así es).

Silencio.

Me siento conmovido por el corazón de este hombre que, contra todo lo que pueda aparentar, también tiene sed de espiritualidad. Ya no lo veo como antes y le dedico una mirada bondadosa…

 

5 cartons w


El quinto elemento

Cojo entonces un cartón aún más grande que los suyos:

-Mira Xyzwhg (este no es su verdadero nombre)… vamos a decir que este cartón es Dios, ¿de acuerdo? Reúno todos estos pedacitos de vida (los cartoncitos) y los pongo sobre Dios (el cartón grande)… (¿Qué tal? ¿me sigues?)

-Tu pintura, hazla para él (un poco como yo), ofrécele con cada uno de tus cuadros una alabanza y un grito de alegría. Que el público, al verlos, se sienta conmovido. Tu colada, hazla para Él, para que, cuando Él te visite, todo huela bien y para que tus invitados se sientan a gusto en tu casa.

Tu “yanosequé”, hazlo también para él… lo que te queda, háblalo con él…

Porque “ser” es más importante que “hacer”(porque sin relación es la muerte) en resumen, ¡hagas lo que hagas, hazlo por amor!

¡Guau! El pintor: atónito (¡se le quitó de golpe la borrachera!)y yo igual. ¡Caramba! ¡¿Pero quién es el que habla a través de mí?!…

Xyzwhg se ha ido del taller sumergido en el mar de sus pensamientos y yo también, ¡pero de nuevo ante mi dibujo!…


Revelación

Llamé a Dios en mi ayuda y Él, simplemente, materializó mi dibujo…

(¡menos mal que no estaba dibujando un dragón de tres cabezas!) Al igual que los hombres religiosos de mi ilustración, primero desprecié a mi prójimo…… ¡pero al final he logrado la victoria con mi dibujo! ¿Cómo?

Muy sencillo:

He aplicado a la letra los “consejos” del pintor…

 

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