La increíble cita de la familia Tada*parte 2/4

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Las visitas

Unas pesadillas semanales dignas de una película de terror se invitaron a sus noches. Dieron comienzo tras un primer módulo de Feng shui de Vero (pura coincidencia, seguro…).

Como una presa frente a su cazador, se encuentra desprovista y enfrentada a entidades que toman posesión de su cuerpo. A pesar de su apariencia a veces luminosa, es más bien malestar y tormentos lo que emana de ellas. En cada ocasión, la voz de su marido, llena de pánico, le grita al otro lado del sueño: “¡Cariño, cariño, ¿qué te sucede?!”.

Desesperado, intenta despertarla para calmarla, pero en vano. El cuerpo empapado en sudor de su esposa es víctima de grandes espasmos. ¡A Vero le gustaría poder gritar, pero siente que su voz está atrapada en la garganta! Es súper espeluznante y eso aumenta considerablemente su angustioso ataque de pánico. ¡Su corazón late tan fuerte que ella tiene la impresión de que le va a salir literalmente del pecho!

Purificator

El azar ha querido que la maestra de Feng shui haya elegido la casa de ellos para llevar a cabo una demostración. Seguida de todo su grupo en formación, ésta avanza lentamente de una pieza a la otra. Sostiene con tranquilidad un bol de incienso con el brazo extendido (olíbano con carbón vegetal, si quieren saber cómo huele…) ahumando al mismo tiempo a sus seguidores. La líder reclama solemnemente a sus “guías invisibles” a los que llama “seres de luz” pidiéndoles que expulsen a los seres que ya están en la habitación (busquen el error…). Un par de vueltas y todo ese pequeño mundo cortés se deshace en reverencias y  vuelve a su casa. ¡Su visita ha causado efecto! ¡Sí, pero no el esperado, porque la situación se ha agravado bastante!

¡Llegada la noche, se perciben en el desván, justo encima del dormitorio de los padres, unos crujidos siniestros de pasos, aunque allí no hay nadie! Unos golpes violentos son asestados en esa habitación de arriba así como en la puerta que comunica con ella. Cuando el matrimonio aterrorizado enciende la lámpara, la luz hace que cese todo el jaleo.  No sabiendo qué hacer Alex quema espontáneamente la esencia purificadora  Feng-shui que supuestamente debía alejar los malos espíritus, pero en vano, porque en cuanto vuelve a darle al interruptor, el ruido vuelve a invadir la oscuridad. Vero tiene  ahora esa desagradable sensación de “presencias” que pasan a través de ella…¡incluso en pleno día!

Las visitas imaginarias

Cuando se va a acostar,  Vero sorprende a su hija Eva de pie frente a la puerta del desván manteniendo una animada conversación con… ¡nadie! El aplomo de la pequeña no deja ni una sombra de duda en cuanto a la existencia de la “dama” con la que habla… Y esto es algo espeluznante y desconcertante. Está también ese hombre que vino a su habitación y que primero lo confundió con su padre y después la aterrorizó.

Tampoco marcha muy bien la comunicación entre ellos y su hija Kérane, una adolescente que cada vez se encierra más en su habitación  y en lecturas que inquietan a su mamá (pero eso es normal… ¡Ah, esas mamás que siempre tienen que andar preocupadas!)…

Pero volvamos al comienzo de esta historia…

en el bosque”

“Cita en el bosque”

en cuanto llega a su casa, Vero se tira en su sillón favorito para comenzar enseguida la lectura del libro que Sandra le regaló (¡la limpieza de la casa puede esperar!). Más que el tema del “bosque” (bienestar relacionado con la naturaleza) es el entusiasmo de su nueva amiga lo que le incita a leer las primeras páginas.

El aspecto espiritual que descubre en él es de una naturaleza muy diferente a la que ha conocido hasta hoy. Se trata de una serie de anécdotas cotidianas de un tipo, sin comeduras de coco, que tiene una amistad con Dios. Sus combates y su humor a la vez irresistible y profundo hacen eco en ella (“¡creo que yo tengo algo que ver con esto!”)

Y este enfoque tiene algo de desconcertante y nuevo para ella, ¿”Dios” no es ese concepto pasado de moda, pesado y polvoriento, salido directamente de la era pasada? (¡lo suyo, es más bien de la Nueva Era!)

“…¿Por qué no podría sucederme eso a mí?

Y allí, sentada ella sola en su sillón, se dirige tímidamente a Dios por primera vez en su vida.

“…¿Pero tengo derecho a dirigirme a Él así?”

parte 1    part 3

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