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¡Los aliados!
Tocar fondo para alcanzar la cima.
El blanco
Tras una encuesta rápida, me encuentro con que hay una gran misión cristiana que que en cada Navidad da muchos millones de regalos a las familias más pobres del planeta…
No solo se trata de una población que no sabe leer, sino que necesita más que nadie en el mundo, enriquecerse con el más hermoso mensaje de esperanza que existe, el que ayuda a superarlo todo, el que está resumido en mi pequeño cómic.
¡¿Y ahora qué?!
Enseguida me doy cuenta de que las direcciones de “contacto” de Internet en realidad no son más que vías muertas. Cuando no están simple y llanamente abandonadas, son severamente vigiladas por cerberos a los que llaman secretarios, cuyo trabajo consiste casi por completo en filtrar los mensajes. (¡No me digas! ¡solo faltaría que una persona vulgar moleste a los líderes molestase a los líderes). ¡A base de coincidencias* encuentro por fin a alguien que conoce a uno de los principales responsables del sector de la juventud de esta Misión! Mi perseverancia a través de los meses para lograr obtener “el” número de teléfono tiene por lo menos el mérito de ser una fuente de inspiración de chistes para mis allegados, pero finalmente… ¡yessss! ¡lo tengo!
Voz del fondo del taller: ¡ja ja ja! ¡sí, pero nunca te va a funcionar!
Tal indiana Jones con su látigo, lanzo una llamada de teléfono a través del continente. (Para ser sincero, estoy un poco asustado…)
*”Coincidencia” ¡ja ja ja! ¡esa palabra. Ja ja ja! ¡no la resisto!
¡Primer contacto!
Sentado en su despacho, el director responsable se hace preguntas acerca de unos antiguos cómics publicados por sus antecesores que acaba de encontrar en los archivos:
- Señor ¿no sería bueno volverlos a hacer?
Como respuesta a su oración suena el teléfono… soy yo quien le llama.
El hombre, todavía en shock, no da muestras de nada, pero quiere saber más.
Una cosa lleva a la otra, por skype en correos oficiales, con la ayuda de una joya llamada Eymecomeriacongustounbueya (ese no es su nombre real) encontrada entre el gentío que me ha ayudado a traducir mi pésimo inglés (coincidencia alucinante, ella reside a 30 minutos de la Misión), él terminó dándome una cita en su despacho.
(pequeño detalle nada despreciable para mi: ¡este se encuentra al otro lado de la tierra!)
Cita con el destino
Mi primera cita (justo antes de la cita en el despacho) será el martes 11 de junio a las 8 en punto. Me conceden 10 minutos para hablar a los 300 responsables de la Misión. Un privilegio excepcional que no será renovado si, por casualidad, llegara tarde. (¿tarde yo…?¡jamás!)
Me lanzo al vacío
Tras haber rebuscado a fondo por los cajones el dinero para pagar el vuelo, creo honestamente que no me llegará para pagar un hotel… Pero no me importa, este desafío es muy importante. Vuelo en dirección a Washington, y después tengo que hacer transbordo.
Me encanta hablar con todo el mundo durante el viaje. (¡Yo soy así…!) Al dejar el primer avión, la azafata, contenta por haber podido charlar conmigo en español, me dice:
- ¡Si por causalidad necesitas ayuda, estoy aquí hasta las 11h!
Sin embargo ella sabe que me voy en el avión de las cinco… Tengo un mal presentimiento…
- Señor, por casualidad. ¿estás intentando decirme algo…?
Bah… Mañana por la mañana a las ocho tengo cita con mi destino (e indirectamente con el de millones de personas desfavorecidas) y eso es lo que cuenta.
Lo siento, no va ser posible
17h00 el vuelo ha sido cancelado
- ¡No problem! Tendrá otro a las 20h00
Me dice la señora de detrás del mostrador con una sonrisa lastimosa.
20h00: El vuelo ha vuelto a ser cancelado y programado para las 22h00
22h00: El vuelo ha sido definitivamente cancelado.
El hueso para el demandante
Ante mi desconcierto e insistencia, la sonrisa de la señora del mostrador ya no es más que un ejercicio muscular. Su voz no oculta su impaciencia. La amabilidad solo es un ligero barniz de gentileza detrás de una indiferencia fría y profesional… Ella me tiende una hoja fotocopiada con unos textos en una lengua incomprensible: el lenguaje administrativo (y además en inglés). Contiene como única solución, el número de un contestador automático donde yo ni siquiera podré dejar un mensaje. Entiendo la idea, esta hoja no es más que un hueso a roer para que el demandante la deje tranquila. Aceptar su hoja, es abandonar. Hay tan poca comprensión en este lugar, que decido dar de la mía (el verdadero responsable se esconde tras ella, comprendo que esta noche tampoco debe de ser fácil para ella). Tomo el papel.
La azafata hispana
Aquí no conozco a nadie, estoy muy lejos de mi casa, el aeropuerto va a cerrar y me han rogado amablemente que abandone el lugar unos tipos con pinta de policías que no hacen más que su trabajo y claro, la culpa no es de nadie… (¡otra vez él!)
Por suerte, me encuentro con la azafata hispana. Ella me explica lo que tengo que hacer: es decir… ¡nada!. Me proporciona una manta fina, un estuche con cepillo y pasta de dientes, y aparenta ser sincera cuando me desea buena suerte antes de irse. Finalmente, ella ha respondido a mi primera necesidad, un poco de compasión en este mundo artificial.
Abandonado
Perdido… Recorro el aeropuerto con mis maletas y mi guitarra a la espalda.
No es la primera vez que me siento completamente abandonado. Pero este terrible sentimiento de abandono, no es seguramente nada en comparación con el de miles* de personas a las que me propongo ayudar gracias a este viaje…, Porque si yo tampoco entiendo nada de lo que me sucede, al menos sé que Dios seguramente no está lejos.
Parece ser que otra fuerza invisible intenta impedir mi cita. ¡Sin embargo, tengo que llegar, ellos cuentan conmigo! (o no…) Quién sabe, quizás un día me den las gracias por haberlo hecho…
(*De hecho son muchas, muchas más, pero digo justo “miles” para que ustedes no me tomen por un exagerado).
El territorio de los zombis
Los únicos bancos que encuentro cerca son muy incómodos, y tengo la desagradable impresión de que los han hecho así a propósito, para que un pobre tipo como yo no pueda acostarse sobre ellos. Casi consigo medir la cantidad de falta de compasión necesaria para llegar a pedir a un ingeniero que conciba un banco así. Me acuesto bien debajo de él, para que ningún viandante me pisotee. Si la imitación de suelo de mármol lujoso no está bien conseguida en cuanto al color, sí es excelente en cuestión a dureza. Creo que nunca he apreciado tanto una manta como esta noche.
Estoy reventado, ¡*ç%&/0= ! ¡Tengo que dormir! ¿pero es eso razonable? Porque se está quedando sin batería el móvil que me sirve de despertador y tengo miedo de que no me despierte a tiempo, pero también le falta energía a mi cuerpo. Me duermo… durante la noche, muchas personas vienen a sacudirme a patadas para robarme, ¿o quizás lo he soñado? En todo caso, me siento en el mismo estado que si esto hubiera sido real: ¡estoy muerto! me despierto a cada rato preguntándome si he dormido o no…
Unos extraños zombis deambulan de aquí para allá a mi alrededor… (¡Ah, no, uf! solo es gente sospechosa), me agarro a mis maletas para que no se me escapen si en un descuido mi cansancio arrastra este cuerpo hacia el país del sueño… Con tal de que me despierte a tiempo para mi avión.
4h30. Espero detrás de una interminable fila que no avanza (¡caramba! ¿me estaré convirtiendo también un zombi?). La victoria es posible, el avión despega (¡y además estoy dentro!) . Antes de apagarse, mi móvil había recibido un mensaje de mis dos ángeles (pincha aquí para leer esta historia: http://protestantedigital.com/cultural/35571/Los_dos_angeles)
para decirme que están en el ajo. Eymecomeriacongustounbueya y su marido me esperan a la llegada. (Asombroso. ¿Pero entonces eso quiere decir que los contactos de Internet son gente de verdad?)
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Les alliés !
Toucher le fond pour atteindre le sommet.
La cible
Après une enquête sommaire, je trouve qu’il y a une big mission qui chaque année donne plusieurs millions de cadeaux aux familles les plus pauvres de la planète...
C’est non seulement une population qui ne sait pas lire, mais qui à besoin plus que tout le monde de s’enrichir du plus beau message d’espoir qui soit, celui qui aide à tout surmonter, celui qui est résumé dans ma petite BD.
Comment konfait ?
Je comprends assez vite, que les adresses de « contact » sur internet ne sont en fait que des voies de garage. Quand elles ne sont pas tout bonnement abandonnées, elles sont sévèrement surveillées par des cerbères que l’on nomme secrétaires, dont le job consiste quasi uniquement à filtrer les messages. (Il ne manquerait plus que quelqu’un du petit peuple dérange les leaders). A coup de hasards*, je rencontre enfin quelqu’un qui connaît l’un des principaux responsables du secteur jeunesse de cette mission ! Ma persévérance à travers les mois à vouloir obtenir « the » numéro de téléphone a au moins le mérite d’être une source d’inspiration de gags pour mon entourage, mais finalement.... yesssss ! je l’ai !
Voix du fond de l’atelier : - ha ha ha, oui mais ça ne marchera jamais !
Tel Indiana Jones avec son fouet, je lance un coup de fil à travers le continent. (Pour de vrai, je flippe un peu...)
*(« hasard » ha ! ha ! ha ! ce mot ha ! Ha ! Ha ! J’en peux plus !lol !)
Premier contact !
Assis à son bureau, le haut responsable s’interroge sur d’anciennes BD produites par ses prédécesseurs qu’il vient de trouver dans les archives :
- Seigneur, ne serait-ce pas une bonne chose d’en refaire… ?
Comme une réponse à sa prière le téléphone sonne... c’est moi qui appelle.
Le gars, un peu sous le choc, ne laisse rien transparaître, mais demande à en savoir plus.
De fil en aiguille, de Skype en courriers officiels, à l’aide d’une perle du nom de Heyjemangeraibienunbœufmoa (ce n'est pas son vrai nom) trouvée dans la foulée qui m’aide à traduire mon mauvais anglais (coïncidence de ouf, elle habite à 30mn de la mission), il finit par me donner rendez-vous dans son bureau.
(Petit détail non négligeable : celui-ci se situe à l’autre bout de la terre !)
Rendez-vous avec le destin
Mon premier rendez-vous (juste avant le sien) sera le mardi 11 Juin à 8h00 pétantes.
On m’accorde 10mn pour témoigner aux 300 staffs de cette mission. Un privilège exceptionnel qui ne sera pas renouvelé si, par hasard, j’arrivais en retard. (En retard, moi... !? Jamais !)
Je m’envole dans le vide
Après avoir raclé mes fonds de tiroir pour le vol, je crois honnêtement que j’aurai pas assez d’argent pour un hôtel... Mais peu importe, l’enjeu est trop important. Je m’envole, direction Washington, puis je dois prendre une correspondance.
J’adore sympathiser avec tout le monde durant le voyage. (Je suis comme ça... !) En quittant le premier avion, l’hôtesse, heureuse d’avoir pu me tchatcher en espagnol, me lance:
- Si jamais tu as besoin d’aide, je suis là jusqu’à 23h00 !
Elle sait pourtant bien que je repars avec l’avion de 17h00... ? J’ai un pressentiment...
- Seigneur, est-ce que par hasard, essaierais-tu de me dire quelque chose… ?
Bah... Demain matin 8h00, j’ai rendez-vous avec mon destin (et indirectement avec celui de million de personnes défavorisées) et c’est tout ce qui compte.
Désolé, ça ne va pas être possible !
17h00, l’avion est annulé !
- No problem ! Vous en aurez un autre à 20h00
me dit la dame derrière son bureau avec un sourire gêné.
20h00 : l’avion est à nouveau annulé et reconduit pour 22h00
22h00 : il est définitivement annulé.
L’os à plaignant
Devant mon désarroi et mon insistance, le sourire de la dame derrière le bureau n’est plus qu’un exercice musculaire. Sa voix trahit de l’agacement. La politesse n’est qu’un léger vernis de gentillesse derrière une indifférence froide et professionnelle... Elle me tend une feuille photocopiée avec des textes dans une langue incompréhensible : le langage administratif (et en anglais, en plus). Il contient pour toute solution, le numéro d’un répondeur automatique ou je ne pourrai même pas laisser de message. Je comprends l’idée, cette feuille n’est qu’un os à ronger pour que le plaignant la laisse tranquille, accepter sa feuille, c’est abandonner. Il y a si peu de compréhension en ce lieu, que je décide de donner de la mienne (le véritable responsable se cache derrière elle, je comprends bien que cette soirée, ne doit pas être facile pour elle non plus).
Je prends le papier.
L’hôtesse hispanique
Je ne connais personne ici, je suis si loin de chez moi, l’aéroport va fermer et je suis poliment prié d’évacuer les lieux par des types aux allures de policiers qui ne font que leur travail et bien sûr, c’est la faute à personne... (encore lui !)
Par bonheur, je retrouve l’hôtesse hispanique. Elle m’explique ce qu’il me reste à faire : c’est à dire... rien !
Elle me procure une fine couverture, une trousse avec une brosse à dent en kit et a l’air sincère quand elle me souhaite bonne chance avant de s’en aller, finalement, elle a répondu à mon premier besoin, un semblant de compassion dans ce monde artificiel.
Abandonné
Paumé... Je zone dans l’aéroport avec mes bagages et ma guitare sur le dos.
Ce n’est pas la première fois que je me sens complètement lâché. Mais ce terrible sentiment d’abandon, n’est sûrement rien en comparaison de celui des milliers* de gens que je me propose d’aider grâce à ce voyage..., car si moi non plus je ne comprends rien à ce qui m’arrive, je sais au moins, que Dieu n’est sûrement pas loin.
C’est à croire qu’une autre force invisible essaie d’empêcher mon rendez-vous. Pourtant, il faut que j’y arrive, on compte sur moi... ! (ou pas...)
Qui sait, on me remerciera peut-être un jour de l’avoir fait...
(* en fait c’est beaucoup, beaucoup plus, mais je dis juste des « milliers » pour pas que vous me preniez pour un mytho...).
Le territoire des zombies
Les seuls bancs que je trouve à proximité ont de méchants accoudoirs, et j’ai la désagréable impression qu’ils sont volontairement conçus ainsi pour qu’un pauvre type comme moi ne puisse pas s’étendre dessus. J’arrive presque à mesurer la quantité de manque de compassion respectable nécessaire pour en arriver à demander à un ingénieur de concevoir un tel banc. Je me couche bien en-dessous, pour pas qu’un passant me piétine. Si l’imitation d’un sol en marbre luxueux n’est pas très réussie niveau couleur, elle est excellente question dureté. Je crois que je n’ai jamais autant apprécié une couverture (même légère) que durant cette nuit-là.
Je suis crevé, *ç%&/()= ! faut que je dorme, mais est-ce raisonnable ?
Car je manque d’énergie sur le mobile qui me sert de sonnerie de réveil et j’ai peur qu’il ne sonne pas à temps, mais je manque aussi d’énergie dans mon corps. Je somnole... Durant la nuit, plusieurs personnes viennent me rouer de coups de pieds pour me dépouiller, ou l’ai-je juste rêvé ? En tout cas, je me sens dans le même état que si ça avait été réel : je suis cassé ! Je me réveille tout le temps en me demandant si j’ai dormi ou pas...
D’étranges zombies errent çà et là autour de moi (...ah non ouf ! ce sont juste des types louches), je m’accroche à mes valises pour pas qu’elles se fassent la malle, si par inadvertance ma fatigue quitte ce corps pour le pays du sommeil... Pourvu que je me lève à temps pour mon avion.
4h30, j’attends derrière une interminable file qui n’avance pas, (mince, je deviens un zombie moi aussi !?). La victoire est possible, l’avion décolle (et je suis dedans en plus !) Avant de s’éteindre, mon mobile avait réceptionné un message de mes deux anges (équipe de prière, voir RDVF page 33) pour me dire qu’ils étaient sur le coup.
Heyjemangeraibienunbœufmoa et son mari m’attendent à l’arrivée. (Dingue, mais alors, ça veut dire que les contacts sur internet, sont de vrais gens !!?)
partie 1 partie 3 partie 4
[:de]
Die Alliierten!!
Man muss erst den Boden berühren, um den Gipfel zu erreichen.
Das Ziel
Nach einer kleinen Recherche finde ich heraus, dass eine gewisse Missionsgesellschaft jedes Jahr mehrere Millionen Geschenke an Familien macht, die zu den ärmsten der Ärmsten gehören...
Es handelt sich nicht nur um eine Bevölkerung, die nicht lesen kann, sondern auch um eine, die es mehr als alle anderen nötig hat, sich mit der schönsten Hoffnungsbotschaft zu bereichern. Genau die, mit der man alle Probleme überwinden kann, genau die, die in meinem kleinen Comic zusammengefasst ist.
Wie geht das denn?
Ich kriege relativ schnell mit, dass die Kontaktadressen, die sich im Internet befinden, bloße Sackgassen sind. Entweder sie sind schlichtweg verlassen oder streng von Torwächtern bewacht, die man Sekretäre nennt und deren Job darin besteht, die Nachrichten zu filtern. Es hätte gerade noch gefehlt, dass jemand aus dem kleinen Volk ihre Chefs stört. Zufällig* lerne ich endlich jemanden kennen, der einen der Hauptleiter des Jugendbereichs dieser Missionsgesellschaft kennt. Meiner Beharrlichkeit, über Monate nach DER Telefonnummer gefragt zu haben, gebührt der Verdienst, eine gute Quelle für Gags im Rahmen meines Umfelds zu sein, aber schließlich: Tschakka! Ich habe sie!
Stimmen aus dem Hinterzimmer des Ateliers: Ha ha ha! Vielleicht haste sie, aber es wird trotzdem nie klappen!
Wie Indiana Jones mit seiner Peitsche starte ich einen Anruf jenseits des Kontinents. (Ehrlich gesagt, krieg ich ein bisschen Bammel).
(* „zufällig“ Ha, ha, ha! wenn ich dieses Wort höre! Ha ha ha! Ich kann nicht mehr! lol!)
Erster Kontakt!
Ein Leiter der Missionsgesellschaft sitzt an seinem Schreibtisch und stellt sich Fragen über alte Comics, die seine Vorgänger publiziert haben und die er gerade in seinem Archiv gefunden hat.
- Herr, sollten wir sie nicht erneut auflegen?
Wie eine Antwort auf sein Gebet klingelt das Telefon. Ich rufe in diesem Moment an.
Der Typ ist noch ein bisschen fassungslos, lässt sich das aber nicht anmerken und möchte mehr wissen.
So führte das eine zum anderen. Von Skype-Anrufen über offizielle Schreiben, mithilfe einer Frau namens Ichkönnteinganzesrindessen (aber es ist nicht ihr wirklicher Name), die ich im Zuge dessen gefunden habe und die sich als wirkliche Perle erwies, weil sie mir helfen konnte, mein schlechtes Englisch zu übersetzen (total verrückt, sie wohnt 30 Minuten weit weg von der Missionsgesellschaft), gibt er mir schließlich einen Termin in seinem Büro.
(Jetzt eine kleine nicht unbedeutende Einzelheit: Dieses befindet sich am anderen Ende der Welt!)
Verabredung mit dem Schicksal.
Mein erster Termin wird am Dienstag, dem 11. Juni, genau um 8:00 Uhr stattfinden. Dann werde ich ihn sehen.
Sie gewähren mir 10 Minuten, um den 300 Verantwortlichen der Missionsgesellschaft mein Zeugnis zu geben. Es sei ein außergewöhnliches Privileg, eine Gelegenheit, die ich nicht erneut bekommen würde, falls ich zu spät kommen sollte. (Zu spät? Ich...?! Niemals...!)
Ich fliege ins Leere davon.
Nachdem ich meine letzten Groschen für den Flug ausgeschöpft habe, glaube ich ernsthaft, dass ich kein Geld mehr für ein Hotelzimmer haben werde... Egal. Die Sache ist mir wichtiger, ich flieg also los, Richtung Washington, von da habe ich einen Anschlussflug.
Ich liebe es, auf solchen Reisen, mit allen möglichen Leuten ins Gespräch zu kommen (so bin ich halt). Als ich das erste Flugzeug verlasse, sagt mir die Stewardess, die froh war, mit mir auf Spanisch quatschen zu können: „Wenn Du ein Problem hast, bin ich bis um 23:00 Uhr da.“
Sie weiß aber, dass ich meinen Flug um 17:00 Uhr habe... ? Ich habe ein ungutes Gefühl...
- Herr, willst du mir vielleicht damit was sagen... ?
Naja, egal. Ich habe morgen meinen Termin mit dem Schicksal (und indirekt auch mit dem von Millionen von benachteiligten Familien), das ist das Wichtigste.
Sorry, es ist nicht möglich!
17:00 Uhr: Der Flug ist gestrichen
- Kein Problem! Um 20:00 fliegt der nächste!
sagt mir die Frau am Schalter mit einem verkrampften Lächeln.
20:00 Uhr: Der Flug ist wieder gestrichen. Nächste Gelegenheit erst um 22:00 Uhr.
22:00 Uhr: Er ist wirklich gestrichen.
Der Knochen für die Kläger
Gegenüber meiner Ratlosigkeit und meinem Drängeln gleicht das Lächeln der Frau nun eher einem Muskeltraining. Ihre Stimme verrät ihre Gereiztheit. Ihre Höflichkeit übertüncht leicht freundlich eine kalte und professionelle Gleichgültigkeit... Sie reicht mir ein kopiertes Blatt in einer unverständlichen Sprache: dem Beamtendeutsch (dazu noch auf Englisch). Darauf steht als Patentrezept die Telefonnummer eines Anrufbeantworters, wo ich nicht einmal eine Nachricht hinterlassen kann. Diese Kopie ist nur ein Kauknochen, mit dem die Kläger sie in Ruhe lassen sollen. Wenn man dieses Blatt annimmt, gibt man auf. An diesem Schalter herrscht ein so großes Unverständnis, dass ich wenigstens beschließe, mit ihr Verständnis zu haben.
(Der eigentlich Verantwortliche versteckt sich sowieso hinter dieser Frau und auch für sie ist der Abend nicht leicht)
Ich nehme das Blatt.
Die spanische Stewardess
Ich kenne hier niemanden, bin weit weg von zu Hause, der Flughafen wird gleich schließen und ich werde freundlich von Leuten, die wie Polizisten aussehen, gebeten, den Raum zu verlassen. Sie machen nur ihren Job und natürlich ist einmal mehr niemand schuld (schon wieder der!) an der ganzen Geschichte.
Glücklicherweise treffe ich wieder die spanische Stewardess. Sie sagt mir, was ich tun soll: nämlich ... nichts!
Sie besorgt mir eine leichte Decke, einen kleinen Kulturbeutel mit einer Zahnbürste in Reiseformat und sie sieht wenigstens ehrlich aus, als sie mir alles Gute wünscht. Sie ist letztendlich meinem ersten Bedürfnis nach Mitleid in dieser künstlichen Welt nachgekommen.
Verlassen
Völlig aufgeschmissen irre ich im Flughafen mit meinem Gepäck und meiner Gitarre auf dem Rücken umher.
Es ist nicht das erste Mal, dass ich mich wirklich alleingelassen fühle. Aber dieses schreckliche Gefühl des Alleinseins ist sicherlich nichts gegenüber dem, was tausende* von Menschen fühlen, die ich durch diese Reise unterstützen möchte... Denn, auch wenn ich nicht verstehe, warum das alles geschehen muss, weiß ich wenigstens, dass Gott nicht weit weg ist.
Man könnte glauben, dass eine andere unsichtbare Macht meinen Termin zu verhindern versucht. Aber ich muss da hin. Die bauen auf mich! (oder auch nicht).
(* eigentlich sind es viel mehr, aber ich sage nur „tausende“, damit ihr mich nicht für einen Hochstapler haltet).
Das Reich der Zombies
Die paar Bänke, die ich finde, haben recht gemeine Armlehnen und ich habe den unangenehmen Eindruck, dass sie speziell konzipiert worden sind, damit Leute wie ich nicht darauf liegen können. Ich kann beinahe den Mangel an Barmherzigkeit ermessen, der nötig ist, um eine derartige Bank zu erschaffen. Ich lege mich darunter, damit die Passanten nicht auf mich latschen.
Wenngleich die Marmorfarbe des Kunststoffbodens nicht besonders geglückt ist, so haben sie dessen Härte dagegen richtig gut hinbekommen.
Ich glaube, ich habe eine Decke (auch wenn sie so dünn ist wie diese) noch nie so genossen wie in dieser Nacht.
Ich bin total kaputt *ç%&/()= ! Ich muss schlafen, aber geht das?
Mein Handy, das mir als Wecker dienen soll, ist fast alle und ich habe Angst, dass es nicht klingelt, aber mein Körper ist auch fast alle. Ich schlummere etwas... In der Nacht kommen mehrere Leute zu mir, um mich zu treten und mich auszurauben. Oder habe ich das nur geträumt? Ich wache auf jeden Fall auf, als wäre genau das geschehen. Ich bin völlig fertig!
Immer wieder wache ich auf, indem ich mich frage, ob ich wirklich geschlafen habe...
Komische Zombies irren um mich her. (Ach, doch nicht. Uff! Es sind nur fragwürdige Gestalten). Ich klammere mich an mein Handgepäck, damit keine Langfinger es einsacken, falls meine Müdigkeit meinen Körper fürs Schlummerland verlässt... Hoffentlich wache ich früh genug auf, um meinen Flug zu schaffen.
4:30 Uhr: Ich stehe Schlange mit einer Masse anderer Menschen, die nicht vorwärts kommen. (Verflixt, auch ich werde zum Zombie!) Der Sieg ist noch möglich. Das Flugzeug fliegt weg (und ich bin sogar drinnen!) Bevor der Akku meines Handys alle war, habe ich noch eine SMS von meinen beiden Engeln erhalten (Stichwort „Gebetsteam“, Siehe mein Buch „Verabredungen im Wald“, Seite 33), die mir sagen wollten, dass sie im Gebet hinter mir stehen.
Ichkönnteinganzesrindessen und ihr Mann warten nach meiner Landung auf mich. (Total verrückt... bedeutet das etwa, dass diese Kontakte, die ich bis jetzt nur vom Internet kannte, echte Menschen waren!!?)
Erster Teil Dritter Teil Vierter Teil [:en]
The allies!
Touching the bottom in order to get to the top
The target
After a brief investigation, I discover that there is a big mission which each year gives several millions of presents to the poorest families on the planet….
It’s not only a demographic that can’t read, but also that needs, more than anyone else, to have the enriching experience of the most beautiful message of hope that there is, the one that helps people triumph over everything; the one that is summarized in my little comic book.
How are we going to go about it?
I understand pretty quickly that "contact" addresses on the internet are in reality just dead ends. When they aren’t quite simply abandoned, they are strictly monitored by fierce watchmen known as secretaries, whose job consists pretty much entirely of filtering the messages. (The last thing we need is one of those plebs bothering the leaders.) By chance*, I at last meet someone who knows one of the main leaders of the youth section of this mission! Over the months, the tenacity of my efforts to obtain "the" telephone number has at least the merit of being a source of inspiration of jokes for my entourage, but finally….yessssss! I’ve got it!
Voice from the back of the workshop: ‘Ha, ha, ha, yes, but it’ll never work!
I pick up the handset of the telephone. The cord uncoils slowly, I feel like Indiana Jones, poised to give a flick of his whip, only this time the target's on the other side of the Atlantic.
(To tell you the truth, I am freaking out a bit…)
*("chance" - Ha! Ha! Ha! this word - Ha! Ha! Ha! I can't take it anymore! lol! )
First contact!
Sitting at his desk, one of the big chiefs of the mission is wondering about some old comic books produced by his predecessors that he has just found in the archives:
‘Lord, would it not be a good thing to do these again….?’
Like a reply to his prayer, the phone rings….it's me calling.
The guy, in a bit of a state of shock, doesn’t give anything away, but asks to know more.
One thing leading to another, from Skype to official correspondence, with the help of a real treasure by the name of Heyidlovetoeatasteak (not her real name), discovered at about the same time, who helps me translate my poor English (awesome coincidence: she lives 30 mins away from the mission), he ends up giving me an appointment in his office.
(Little, but non negligible detail: for me, this latter is situated at the other end of the earth!)
Rendez-vous with destiny
My first rendez-vous (just before the appointment with him) will be on Tuesday 11 June at 8.00 a.m. on the dot.
They are giving me 10 minutes to give my testimony to the 300 members of staff. A special privilege which will not be offered a second time, if I were to happen to arrive late. (Late, me... !? Never !)
I fly away into the void
After scraping some money together for the flight, I honestly think that I won’t have enough money for a hotel... But that doesn’t matter, the stakes are too high, I am taking my flight. To Washington, then I have to get a connection.
I enjoy making friends with everyone during the flight (that’s what I’m like.... !) As I leave the first plane, the stewardess, glad to have been able to have a chat with me in Spanish, tells me: ‘If ever you need any help, I’m here till 11 p.m.!’
She knows perfectly well, however, that I am leaving on the 5 p.m. plane. I have a sense of foreboding...
‘Lord, could it be, by any chance, that you are trying to tell me something ... ?’
Whatever... Tomorrow morning at 8.00 I have a rendez-vous with my destiny (and indirectly with that of millions of disadvantaged people) and that’s all that matters.
Sorry, it’s not going to be possible !
5 p.m.: the plane’s cancelled !
‘No problem ! You can take another one at 8 p.m.,’ the lady behind the desk tells me, with an embarrassed smile.
8 p.m.: the plane’s cancelled again and rescheduled for 10 p.m.
10 p.m.: it’s cancelled for good.
A bone to chew for the complainant
Faced with my consternation and my persistence, the smile of the lady behind the desk is no longer anything more than a muscle exercise. Her voice betrays some annoyance. The politeness is just a light veneer of kindness behind a cold, professional indifference. She hands me a photocopied sheet with writing in an incomprehensible language: the language of administration (and in English to boot). As the solution for every problem, it contains the number of an automated answering service, where I won’t even be able to leave a message. I get the idea: this sheet of paper is nothing but a bone to chew on, so that the complainant leaves her in peace; to accept her piece of paper is to give up. There is so little understanding in this place that I decide to give it some of mine (the person really responsible is hidden behind her; I fully understand that this evening can’t be easy for her either).
I take the piece of paper.
The Hispanic stewardess
I know nobody here, I am so far away from home, the airport is about to close and I am politely asked to vacate the premises by guys who look like policemen and who are just doing their job, and, of course, it is nobody’s fault... (him again!)
Mercifully, I meet the Hispanic air hostess again. She explains to me what options remain for me: in other words... nothing !
She provides me with a thin blanket and a wash bag with a toothbrush kit, and she looks sincere when she wishes me all the best before heading off; when all is said and done, at least she did respond to my most basic need - a semblance of compassion in this artificial world.
Abandoned
A drop-out... I wander around the airport with my luggage and my guitar on my back.
It’s not the first time that I feel completely dumped. But this awful feeling of abandonment is surely nothing compared with the way the thousands** of people feel that I intend to help through this journey... , for, if I don’t understand anything either about what is happening to me, I know at least that, for sure, God is not far away.
You would think that another invisible force was trying to prevent my rendez-vous. However, I have to make it, they’re counting on me... ! (or not)
Who knows, maybe, some day, someone will thank me for doing this...
(**in reality it’s much, much more, but I am just saying thousands so you don’t think I’m a show-off)
Zombie territory
The only seats that I can find nearby have nasty arm-rests, and I have the impression that they are deliberately designed like that to prevent a poor guy like me from stretching out on them. I can just about manage to work out the level of lack of decent compassion required to have the ability to ask an engineer to design a seat like that. I lie down well underneath it so that a passer-by doesn’t trample on me. If the fake luxury marble floor isn’t a great success as far as colour is concerned, it is excellent when it comes to durability. I think that I have never appreciated a blanket as much (even if it was lightweight) as during that night.
I am worn out, *ç%&/()= ! have to sleep, but is it sensible to do that ?
As I don’t have much power left on my mobile phone, which serves as my alarm clock and I am afraid that it won't ring on time, but I also don’t have much power left in my body, I doze….
During the night, several people come and kick me all over to rob me; or did I just dream that? Anyway, I feel in the same state as if it had been real: I am shattered! I wake up all the time wondering if I have been sleeping or not….
Strange zombies are wandering here and there all around me (…No, phew……! they’re just weirdos). I cling tightly on to my suitcases so that they don’t run off, in case, inadvertently, my tiredness leaves this body for the land of nod…..as long as I get up in time for my plane.
4.30 a.m., I'm waiting at the end of an interminable queue that isn’t moving forward (blast, am I becoming a zombie too!?). Victory is possible, the plane is taking off (and what’s more, I’m inside!) Before losing power, my mobile had received a message from my two guardian angels (prayer team, see the comic book Appointment in the forest page 33) to tell me that they were on to it.
Heyidlovetoeatasteak and her husband are waiting for me at arrivals. (Amazing - but then that means that contacts on the internet are real people!!?)
part 1 part 3 part 4
[:es]
¡Los aliados!
Tocar fondo para alcanzar la cima.
El blanco
Tras una encuesta rápida, me encuentro con que hay una gran misión cristiana que que en cada Navidad da muchos millones de regalos a las familias más pobres del planeta…
No solo se trata de una población que no sabe leer, sino que necesita más que nadie en el mundo, enriquecerse con el más hermoso mensaje de esperanza que existe, el que ayuda a superarlo todo, el que está resumido en mi pequeño cómic.
¡¿Y ahora qué?!
Enseguida me doy cuenta de que las direcciones de “contacto” de Internet en realidad no son más que vías muertas. Cuando no están simple y llanamente abandonadas, son severamente vigiladas por cerberos a los que llaman secretarios, cuyo trabajo consiste casi por completo en filtrar los mensajes. (¡No me digas! ¡solo faltaría que una persona vulgar moleste a los líderes molestase a los líderes). ¡A base de coincidencias* encuentro por fin a alguien que conoce a uno de los principales responsables del sector de la juventud de esta Misión! Mi perseverancia a través de los meses para lograr obtener “el” número de teléfono tiene por lo menos el mérito de ser una fuente de inspiración de chistes para mis allegados, pero finalmente… ¡yessss! ¡lo tengo!
Voz del fondo del taller: ¡ja ja ja! ¡sí, pero nunca te va a funcionar!
Tal indiana Jones con su látigo, lanzo una llamada de teléfono a través del continente. (Para ser sincero, estoy un poco asustado…)
*”Coincidencia” ¡ja ja ja! ¡esa palabra. Ja ja ja! ¡no la resisto!
¡Primer contacto!
Sentado en su despacho, el director responsable se hace preguntas acerca de unos antiguos cómics publicados por sus antecesores que acaba de encontrar en los archivos:
- Señor ¿no sería bueno volverlos a hacer?
Como respuesta a su oración suena el teléfono… soy yo quien le llama.
El hombre, todavía en shock, no da muestras de nada, pero quiere saber más.
Una cosa lleva a la otra, por skype en correos oficiales, con la ayuda de una joya llamada Eymecomeriacongustounbueya (ese no es su nombre real) encontrada entre el gentío que me ha ayudado a traducir mi pésimo inglés (coincidencia alucinante, ella reside a 30 minutos de la Misión), él terminó dándome una cita en su despacho.
(pequeño detalle nada despreciable para mi: ¡este se encuentra al otro lado de la tierra!)
Cita con el destino
Mi primera cita (justo antes de la cita en el despacho) será el martes 11 de junio a las 8 en punto. Me conceden 10 minutos para hablar a los 300 responsables de la Misión. Un privilegio excepcional que no será renovado si, por casualidad, llegara tarde. (¿tarde yo…?¡jamás!)
Me lanzo al vacío
Tras haber rebuscado a fondo por los cajones el dinero para pagar el vuelo, creo honestamente que no me llegará para pagar un hotel… Pero no me importa, este desafío es muy importante. Vuelo en dirección a Washington, y después tengo que hacer transbordo.
Me encanta hablar con todo el mundo durante el viaje. (¡Yo soy así…!) Al dejar el primer avión, la azafata, contenta por haber podido charlar conmigo en español, me dice:
- ¡Si por causalidad necesitas ayuda, estoy aquí hasta las 11h!
Sin embargo ella sabe que me voy en el avión de las cinco… Tengo un mal presentimiento…
- Señor, por casualidad. ¿estás intentando decirme algo…?
Bah… Mañana por la mañana a las ocho tengo cita con mi destino (e indirectamente con el de millones de personas desfavorecidas) y eso es lo que cuenta.
Lo siento, no va ser posible
17h00 el vuelo ha sido cancelado
- ¡No problem! Tendrá otro a las 20h00
Me dice la señora de detrás del mostrador con una sonrisa lastimosa.
20h00: El vuelo ha vuelto a ser cancelado y programado para las 22h00
22h00: El vuelo ha sido definitivamente cancelado.
El hueso para el demandante
Ante mi desconcierto e insistencia, la sonrisa de la señora del mostrador ya no es más que un ejercicio muscular. Su voz no oculta su impaciencia. La amabilidad solo es un ligero barniz de gentileza detrás de una indiferencia fría y profesional… Ella me tiende una hoja fotocopiada con unos textos en una lengua incomprensible: el lenguaje administrativo (y además en inglés). Contiene como única solución, el número de un contestador automático donde yo ni siquiera podré dejar un mensaje. Entiendo la idea, esta hoja no es más que un hueso a roer para que el demandante la deje tranquila. Aceptar su hoja, es abandonar. Hay tan poca comprensión en este lugar, que decido dar de la mía (el verdadero responsable se esconde tras ella, comprendo que esta noche tampoco debe de ser fácil para ella). Tomo el papel.
La azafata hispana
Aquí no conozco a nadie, estoy muy lejos de mi casa, el aeropuerto va a cerrar y me han rogado amablemente que abandone el lugar unos tipos con pinta de policías que no hacen más que su trabajo y claro, la culpa no es de nadie… (¡otra vez él!)
Por suerte, me encuentro con la azafata hispana. Ella me explica lo que tengo que hacer: es decir… ¡nada!. Me proporciona una manta fina, un estuche con cepillo y pasta de dientes, y aparenta ser sincera cuando me desea buena suerte antes de irse. Finalmente, ella ha respondido a mi primera necesidad, un poco de compasión en este mundo artificial.
Abandonado
Perdido… Recorro el aeropuerto con mis maletas y mi guitarra a la espalda.
No es la primera vez que me siento completamente abandonado. Pero este terrible sentimiento de abandono, no es seguramente nada en comparación con el de miles* de personas a las que me propongo ayudar gracias a este viaje…, Porque si yo tampoco entiendo nada de lo que me sucede, al menos sé que Dios seguramente no está lejos.
Parece ser que otra fuerza invisible intenta impedir mi cita. ¡Sin embargo, tengo que llegar, ellos cuentan conmigo! (o no…) Quién sabe, quizás un día me den las gracias por haberlo hecho…
(*De hecho son muchas, muchas más, pero digo justo “miles” para que ustedes no me tomen por un exagerado).
El territorio de los zombis
Los únicos bancos que encuentro cerca son muy incómodos, y tengo la desagradable impresión de que los han hecho así a propósito, para que un pobre tipo como yo no pueda acostarse sobre ellos. Casi consigo medir la cantidad de falta de compasión necesaria para llegar a pedir a un ingeniero que conciba un banco así. Me acuesto bien debajo de él, para que ningún viandante me pisotee. Si la imitación de suelo de mármol lujoso no está bien conseguida en cuanto al color, sí es excelente en cuestión a dureza. Creo que nunca he apreciado tanto una manta como esta noche.
Estoy reventado, ¡*ç%&/0= ! ¡Tengo que dormir! ¿pero es eso razonable? Porque se está quedando sin batería el móvil que me sirve de despertador y tengo miedo de que no me despierte a tiempo, pero también le falta energía a mi cuerpo. Me duermo… durante la noche, muchas personas vienen a sacudirme a patadas para robarme, ¿o quizás lo he soñado? En todo caso, me siento en el mismo estado que si esto hubiera sido real: ¡estoy muerto! me despierto a cada rato preguntándome si he dormido o no…
Unos extraños zombis deambulan de aquí para allá a mi alrededor… (¡Ah, no, uf! solo es gente sospechosa), me agarro a mis maletas para que no se me escapen si en un descuido mi cansancio arrastra este cuerpo hacia el país del sueño… Con tal de que me despierte a tiempo para mi avión.
4h30. Espero detrás de una interminable fila que no avanza (¡caramba! ¿me estaré convirtiendo también un zombi?). La victoria es posible, el avión despega (¡y además estoy dentro!) . Antes de apagarse, mi móvil había recibido un mensaje de mis dos ángeles (pincha aquí para leer esta historia: http://protestantedigital.com/cultural/35571/Los_dos_angeles)
para decirme que están en el ajo. Eymecomeriacongustounbueya y su marido me esperan a la llegada. (Asombroso. ¿Pero entonces eso quiere decir que los contactos de Internet son gente de verdad?)
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EL SEÑOR DE LAS ESTACIONES (segunda parte)
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El tiempo de la siembra (está brotando una idea)
El idioma universal
- Oye Alain, ¿te has dado cuenta de que formas parte de una minoría de personas que dominan un idioma que se puede entender en cualquier jerga del planeta, incluso por aquellos que no saben leer?
- ¿Qué? ¿Quién, yo? ¿Pero cómo...?
- ¡pues con imágenes, gordito con imágenes!
- ¡¡¡Yo no soy gordito!!!
Mi conciencia me saca de quicio
(Vosotros sois testigos : ¡¡¡No hace más que hablar de mi gordura!!!)
Entonces me puse a imaginar una historia exclusivamente dibujada
que resumiera el centro del mensaje de la Biblia.
( ¡¡¡E incluso, comparándome con una vaca no estoy tan gordo!!!)
El tiempo del crecimiento
El brillo en los ojos de Doc
Casi me olvido de las realidades que me rodean durante las semanas que dura esta etapa de la creación, mi corazón no late más que para esta tarea. No duermo más que unas 4 horas cada noche y me siento como si estuviera bebiendo a tragos adrenalina, extraída directamente de la fuente de esa pasión que me devora,
Sólo una vez finalizado levanto la nariz de mi mesa de dibujo (¡vaya, pero si hay gente a mi alrededor!). Igual que el doctor Emmett Brown ("Regreso al futuro") en sus momentos de éxtasis creativo, atrapo a alguien que pasa a mi lado para mostrarle mi dibujo sin más explicaciones. Observo atentamente los rasgos de su cara durante la lectura, y si veo el menor gesto de incomprensión, le arranco el boceto de las manos, le dejo solo con sus preguntas y vuelvo enseguida a mi mesa para imaginar algo que sea más comprensible.
El tiempo del invierno
"¡Terminéééé!"
Así gritaba cuando era niño y había acabado de hacer mis necesidades…
Pero aquí, una vez finalizada mi obra, ( oye… la comparación termina aquí, ¿vale?)
Silencio, nadie viene...
Me encuentro solo con mi cómic. Es como si el responsable de las siguientes operaciones hubiera omitido venir.
¿No ha oído el llamado? ¿ no se siente a la altura de las circunstancias?¿eres tú? ¿ y ahora qué hago para hacer llegar a la gente este librito sin palabras?
El ejemplo español
No es la primera vez que me sucede…
He recibido un enorme sentimiento de amor por los pueblos hispanos, hasta el punto de emocionarme hasta las lágrimas por ellos. (¿ es grave doctor?) ¡ un amor así sólo podía venir de lo Alto! ( por lo menos yo no tengo nada parecido en stock). Empleé pues toda mi energía en hacer traducir mi cómic “Idées reçues¨ « ¡Ay, Dios mío! » (pincha aquí para verlo: http://www.auderset.com/es/comics/idees-recues-1) en español con el sistema casero de pura cepa (amigos, familiares, étc…), y una vez terminado: nada.
No sabía qué hacer con el libro. Lo metí en un cajón del taller al mismo tiempo que las esperanzas que había puesto en él, y me dediqué a otra cosa.
Hacer todo por mí mismo
¿Qué tengo que hacer ahora para que llegue a la gente este pequeño libro sin palabras?
Disfruto de una pequeña red francófona, pero no española. Y mucho menos mundial… Como no aguanto más, decido ponerme por un tiempo el traje de otro: el del buscador de soluciones
Continuará la próxima semana…
pincha aquí, para ver este librito: http://www.auderset.com/es/bd-sans-parole
parte 2 parte 3 parte 4
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Le temps des semailles (une idées qui germe)
Un langage universel
- Hey Alain, est-ce que tu réalises que tu fais partie d’une minorité de personnes, qui maitrisent un langage compris dans n’importe quel jargon de la planète, même par ceux qui ne savent pas lire ?
- Hein ? qui ? moi ? Mais comment... ?
- Par l’image ! Mon gros : l’image !
- Je ne suis pas gros !!!
Elle m’énerve ma conscience (vous z’êtes témoin : elle ne fait que de me parler de mon poids !!!)
Je réfléchis donc à une histoire sans parole qui résume, par l’image exclusivement, le cœur du message de la Bible. Je me met au travail... (et même, comparé à une baleine blanche, je suis carrément hyper maigre !!!)
Le temps de la croissance
L’étincelle dans les yeux de Doc
J’en oublie presque les réalités qui m’entourent durant les semaines que durent cette étape de création. Mon cœur ne bat plus que pour cette quête. Totalement absorbé par la tâche, je ne dors guère plus de 4 heures par nuit et m’éclate aux shots de pure adrénaline, puisée à même le fût de cette passion dévorante...
Ce n’est qu’une fois terminée l’esquisse en cours que je lève le nez de ma planche à dessins (tiens, il y a des gens autour de moi ?)... Et, comme dans le film « Retour vers le futur », à la manière du docteur Emmett Brown dans ses moments d’extases créatives, j’agrippe, hagard, un passant pour lui présenter mon dessin. Sans autres explications.
J’observe attentivement les traits de son visage lors de la lecture et, si j’y perçois la moindre grimace d’incompréhension, je lui arrache l’esquisse des mains, le laisse en plan avec ses interrogations pour aussitôt retourner à ma planche afin d’imaginer un scénario plus compréhensible.
Le temps de l’hiver (quand rien ne se passe)
« J’ai finiiii ! »...
C’est ce qu’enfant, je criais sur le pot quand j’avais fini de faire mes besoins... Mais ici, une fois mon oeuvre terminée (heu, la comparaison s’arrête là, hein!), silence, personne ne vient... Je me retrouve seul avec ma BD.
C’est comme si un acteur, pour la suite des opérations, avait omis de venir. N’a-t-il pas entendu l’appel ? Ne se sent-il pas à la hauteur ? Est-ce toi ? Comment faire maintenant parvenir à ses destinataires potentiels ce petit livre sans parole ?
L’exemple espagnol
Ce n’est pas la première fois que ce cas de figure m’arrive...
J’ai été investi par une violente poussée d’amour pour les peuples hispaniques, au point d’être ému aux larmes pour eux. (c’est grave docteur ?) Un tel amour ne pouvait que me venir d’en haut ! (perso, je n’ai rien de tel en stock). J’avais donc mis une énergie folle à faire traduire ma BD « Idées reçues » en espagnol avec du système D pur souche (connaissances, famille, etc...), et une fois fini : RIEN.
Je ne savais pas quoi faire du livre. Je l’ai rangé dans un tiroir de l’atelier en même temps que mes espoirs pour lui, et je suis passé à autre chose.
Tout faire soi-même
Comment faire maintenant parvenir aux gens ce petit livre sans paroles ?
Je bénéficie d’un petit réseau francophone, mais pas encore d’un espagnol et encore moins d’un mondial.... N’y tenant plus, je décide de revêtir pour un temps, l’habit d’un autre : celui du prospecteur.
partie 2 partie 3 partie 4 [:de]
Die Saatzeit (eine keimende Idee)
Eine universelle Sprache
- Hey, Alain, weißte eigentlich, dass du zu einer Minderheit gehörst, die eine Sprache spricht, die jeder auf diesem Planeten versteht, selbst der, der nicht mal lesen kann?
- Was? Wer? Ich? Aber wie denn...?
- Mit Bildern, Dickerchen! Bildern!
- Ich bin nicht dick!
Mein Gewissen nervt!
(Ihr habt´s mitgekriegt, es redet nur über mein Gewicht!!!)
Ich überlege mir also eine Geschichte ohne Worte, welche allein durch Bilder das Herzstück der biblischen Botschaft zusammenfasst. Ich beginne mit der Arbeit...
(Und übrigens, wenn man mich mit einem Walfisch vergleicht, bin ich sogar spindeldürr!!)
Die Zeit des Wachstums
Das Funkeln in den Augen vom Doc
Ich vergesse dabei fast die Wirklichkeit, die mich umgibt, während der Wochen, in denen die Schritte zur Erschaffung dieser Geschichte erfolgen. Mein Herz schlägt nur noch für dieses Ziel. Völlig versunken in diese Arbeit schlafe ich selten mehr als vier Stunden pro Nacht und berausche mich regelrecht euphorisch an dem puren Adrenalinkick, den ich aus dieser verzehrenden Leidenschaft schöpfe.
Erst wenn die Skizze fertig ist, hebe ich den Kopf von meinem Zeichenbrett. (Nanu, es sind Leute um mich herum?) ...
Und, genau wie im Film „Zurück in die Zukunft“, nach der Art von Dr. Emmett Brown, schnappe ich mir, total verstört, in einem Augenblick schöpferischer Entzückung, einen Passanten und zeige ihm mein Bild. Ohne weitere Erläuterung.
Ich beobachte genau seine Gesichtszüge während der Lektüre und, wenn ich den geringsten Ausdruck des Unverständnisses wahrnehme, reiße ich ihm die Skizze aus den Händen, lasse ihn allein mit seinen Fragen und kehre sofort zurück zu meinem Zeichenbrett, um mir ein verständlicheres und leichteres Szenario auszudenken.
Die Zeit des Winters (wenn nichts passiert)
„Bin feeertiiiig!“...
Es sind die Worte, die ich als Kind gerufen habe, wenn ich auf meinem Töpfchen mein Geschäft verrichtet hatte... Aber jetzt, nachdem mein Werk fertig ist (Ähh... der Vergleich hört übrigens hier auf!), herrscht Ruhe. Keiner kommt. Ich stehe mit meinem Comic allein da.
Es ist, als ob ein Schauspieler, auf den man wartet, vergessen hätte, auf die Bühne zu kommen. Hat er denn die Regieanweisung verpasst? Fühlt er sich überfordert? Hättest du vielleicht, lieber Leser, kommen sollen, um mir zu helfen? Wie soll nun dieses kleine Buch ohne Worte seine potentiellen Adressaten erreichen?
Das spanische Musterbeispiel
Es ist nicht das erste Mal, dass ich so etwas erlebe...
Ich empfinde eine heftige Liebe für die hispanischen Völker. Es geht so weit, dass ich für sie Tränen vergossen habe. (Ist es schlimm, Herr Doktor?) Eine solche Liebe konnte nur von oben geboren werden. (Ich habe für meinen Teil nichts dergleichen auf Lager). Ich hatte eine wahnsinnige Energie darauf verwendet, mein Comic „Ach, du lieber Himmel“ ins Spanische übersetzen zu lassen, allein durch pures Vitamin B (Bekannte, Familie usw.). Und am Ende: NICHTS.
Ich wusste gar nicht, was ich mit dem Buch machen sollte. Ich habe es mitsamt meinen Hoffnungen in eine Schublade in meinem Atelier geräumt und an was anderem gearbeitet.
If you would like to see this book, Ach, du lieber Himmel, click here: http://www.auderset.com/de/comics/idees-recues-1
Alles muss man immer allein machen
Wie soll ich nun dieses Buch ohne Worte unter die Leute bringen?
Ich verfüge über ein kleines französischsprachiges Netz, aber ich kenne kein spanischsprachiges und noch weniger ein weltweites...
Da ich es nicht mehr aushalte, entschließe ich mich, für eine Zeitlang, die Kleider eines andern anzuziehen: die des Promoters.
Zweiter Teil Dritter Teil Vierter Teil
[:en]
A time to sow (an idea that germinates)
A universal language
‘Hey Alain, do you realise that you are one of the few people who are fluent in a language understood in any lingo on the planet, even by those who can’t read?’
‘Eh? Who? Me? How’s that...?’
‘Through pictures! You fattie: pictures!’
‘I’m not fat!!!’
My conscience is getting to me (you're witnesses: all it ever does is go on at me about my weight!!!)
So I think up a story without words which sums up, exclusively in pictures, the heart of the Bible’s message. I set to work...(compared to a white whale, I’m even …..downright ultra slim!!!!)
A time to grow
The twinkle in Doc's eyes
I almost forget the realities that surround me during the weeks that this stage of the creative process lasts. All my heart beats for now is this quest. Totally absorbed in the task, I scarcely sleep more than 4 hours a night and get a boost from shots of pure adrenaline, drawn straight from the cask of this all-consuming passion...
Only once the sketch I am working on is finished do I lift my nose from my drawing board. (Well I never, are there people around me?)...
And, as in the film “Back to the Future”, in the manner of Doctor Emmett Brown in his moments of ecstatic creativity, crazed, I grab a passer-by to show him my drawing. Without any further explanations.
I watch his facial features attentively while he is reading, and if I detect him pulling the slightest grimace of incomprehension, I snatch the sketch from his hands, leave him high and dry with his questions, to return straightaway to my drawing board in order to think up a more comprehensible scenario.
Winter time (when nothing happens)
‘I’ve fiiiiiinished!’...
This is what I used to shout as a child on the potty when I had finished doing my business… But here, once my work is finished, (er….the comparison stops there, okay!?), there’s silence, no-one comes…
I find myself alone with my comic book.
It’s as if a workman had failed to turn up to finish the job.
Didn’t he hear the call? Doesn’t he feel up to it? Might that be you? How can we now get this little book without words into the hands of the potential target audience?
If you would like to see the little book without words, click here:http://www.auderset.com/en/bd-sans-parole
The Spanish example
This isn't the first time that this situation has happened to me…..
I was filled with a strong surge of love for Spanish-speaking peoples, to the point of being moved to tears for them. (Is it serious, doctor?) A love like that could only come to me from above! (Personally, I have nothing of that kind in stock.) I therefore put a crazy amount of energy into translating my comic book "Conventional Wisdom"*1 into Spanish using my pure line of descent to help me out (friends, family, etc...) and once it was finished: NOTHING.
I didn't know what to do with the book. I put it away in a drawer in the workshop alongside my hopes for it, and I moved on to something else.
If you would like to see this book, Conventional Wisdom, click here: http://www.auderset.com/en/comics/idees-recues-1
DIY
How are we now going to get this little book without words into people’s hands?
I benefit from having a small network within the French-speaking world, but not a Spanish one as yet, let alone a global one…..
Not content to stop there, I decide to don, for a while, the guise of another: that of a prospector.
part 2 part 3 part 4
[:es]
El tiempo de la siembra (está brotando una idea)
El idioma universal
- Oye Alain, ¿te has dado cuenta de que formas parte de una minoría de personas que dominan un idioma que se puede entender en cualquier jerga del planeta, incluso por aquellos que no saben leer?
- ¿Qué? ¿Quién, yo? ¿Pero cómo...?
- ¡pues con imágenes, gordito con imágenes!
- ¡¡¡Yo no soy gordito!!!
Mi conciencia me saca de quicio
(Vosotros sois testigos : ¡¡¡No hace más que hablar de mi gordura!!!)
Entonces me puse a imaginar una historia exclusivamente dibujada
que resumiera el centro del mensaje de la Biblia.
( ¡¡¡E incluso, comparándome con una vaca no estoy tan gordo!!!)
El tiempo del crecimiento
El brillo en los ojos de Doc
Casi me olvido de las realidades que me rodean durante las semanas que dura esta etapa de la creación, mi corazón no late más que para esta tarea. No duermo más que unas 4 horas cada noche y me siento como si estuviera bebiendo a tragos adrenalina, extraída directamente de la fuente de esa pasión que me devora,
Sólo una vez finalizado levanto la nariz de mi mesa de dibujo (¡vaya, pero si hay gente a mi alrededor!). Igual que el doctor Emmett Brown ("Regreso al futuro") en sus momentos de éxtasis creativo, atrapo a alguien que pasa a mi lado para mostrarle mi dibujo sin más explicaciones. Observo atentamente los rasgos de su cara durante la lectura, y si veo el menor gesto de incomprensión, le arranco el boceto de las manos, le dejo solo con sus preguntas y vuelvo enseguida a mi mesa para imaginar algo que sea más comprensible.
El tiempo del invierno
"¡Terminéééé!"
Así gritaba cuando era niño y había acabado de hacer mis necesidades…
Pero aquí, una vez finalizada mi obra, ( oye… la comparación termina aquí, ¿vale?)
Silencio, nadie viene...
Me encuentro solo con mi cómic. Es como si el responsable de las siguientes operaciones hubiera omitido venir.
¿No ha oído el llamado? ¿ no se siente a la altura de las circunstancias?¿eres tú? ¿ y ahora qué hago para hacer llegar a la gente este librito sin palabras?
El ejemplo español
No es la primera vez que me sucede…
He recibido un enorme sentimiento de amor por los pueblos hispanos, hasta el punto de emocionarme hasta las lágrimas por ellos. (¿ es grave doctor?) ¡ un amor así sólo podía venir de lo Alto! ( por lo menos yo no tengo nada parecido en stock). Empleé pues toda mi energía en hacer traducir mi cómic “Idées reçues¨ « ¡Ay, Dios mío! » (pincha aquí para verlo: http://www.auderset.com/es/comics/idees-recues-1) en español con el sistema casero de pura cepa (amigos, familiares, étc…), y una vez terminado: nada.
No sabía qué hacer con el libro. Lo metí en un cajón del taller al mismo tiempo que las esperanzas que había puesto en él, y me dediqué a otra cosa.
Hacer todo por mí mismo
¿Qué tengo que hacer ahora para que llegue a la gente este pequeño libro sin palabras?
Disfruto de una pequeña red francófona, pero no española. Y mucho menos mundial… Como no aguanto más, decido ponerme por un tiempo el traje de otro: el del buscador de soluciones
Continuará la próxima semana…
pincha aquí, para ver este librito: http://www.auderset.com/es/bd-sans-parole
parte 2 parte 3 parte 4
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EL SEÑOR DE LAS ESTACIONES (parte 1)
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¿Tercera mirada…?
En suiza, en cuanto desembarco del avión, me doy cuenta de algunos detalles que no me habían chocado antes. En este aeropuerto, de mármol, súper limpio, con mucha clase pero frío, nada se adapta al calor humano. La entrada está repleta de tiendas lujosas. Me fijo en una empleada que, empujada por la soledad, se concede un momento de descanso. Tras un momento de conversación deja su papel de perfecta vendedora y me describe su día a día:
Si llego un cuarto de hora tarde, recibo una multa; estamos controlados, tenemos que ser rentables. Si no tenemos cuidado, enseguida dejamos de relacionarnos con la familia y finalmente, con todos los amigos.
Mi hermoso país tan limpio conoce también una especie de horrible miseria escondida… Antes de irme, le digo que Dios piensa en ella y que debería hablar con él. Aquí también, hay posters por todas partes. Publicidad con mujeres divinamente hermosas que nos observan desde lo alto exhibiendo joyas y relojes como si fueran talismanes para el éxito. Estas imágenes son completamente moldeadas por la mano de artistas informáticos. Son ídolos despiadados, secretamente venerados, que envuelven con una capa de mentira hipócrita a sus adoradores haciéndoles creer que esos no son ellos, pero a mi no me engañan; veo con claridad que su forma de vestir se parece en todo a la de esas imágenes…
Por la ventana del tren, ya no veo la miseria de las chabolas, ni los colores vivos y llenos de contraste de la India, las sonrisas espontáneas de los peatones, lo imprevisto en cada esquina de la calle, la gran cantidad de jóvenes, todos esos artesanos manitas que se inventan los oficios más extravagantes los unos que los otros para poder sobrevivir, ni esos ancianos de barbas blancas y largas, ni sus ojos chispeantes de vida…
Casi me choca ver las calles desiertas (¡solo algunos ancianos!) ¿Dónde están los habitantes de mi país? ¿Están todos escondidos en sus casas, hipnotizados por las pantallas? ¿O ha habido una catástrofe que diezmó la casi totalidad de la población? ¿Pero que ha sucedido durante mi ausencia? (¡basta con que me eclipse un par de semanas para que todo se tuerza!)
Quizá no es aquí donde ha tenido lugar todo este cambio, sino en mi mirada…
El primer poster
Un poster con uno de mis dibujos va a ser pegado próximamente por las calles de la India, y como semillas del más allá, sembrará esperanza en el corazón de los indios que lo van a ver…
Pidan esta ilustración en formato poster "
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India (4ème et dernière partie)
3ème regard...?
En Suisse, fraîchement débarqué de l’avion, je remarque certains détails qui ne m’avaient pas choqué auparavant. Dans cet aéroport, marbré, superpropre, top classe mais froid, rien n’est adapté à la chaleur humaine. L’allée est cernée de magasins de luxe. J’y remarque une employée qui, poussée par la solitude, s’accorde un moment de répit. Le temps d’une discussion, elle quitte son rôle de parfaite vendeuse et me décrit son quotidien:
– Si j’arrive un quart d’heure en retard, je reçois une amende ; on est contrôlés, devons être rentables. Si on ne fait pas attention on perd vite le lien avec la famille et finalement, tous ses amis.
Mon beau pays tout propre connaît lui aussi une sorte de terrible misère cachée... Avant de partir, je lui dis que Dieu pense à elle et qu’elle devrait lui en parler.
Ici aussi, il y a des posters partout. Des pubs aux femmes divinement belles et qui nous regardent de haut, exhibant bijoux et montres tels des talismans à succès. Ces images sont entièrement modelées par la main d’artistes informaticiens. Ce sont des idoles impitoyables, secrètement vénérées, qui enrobent d’une couche de mensonge hypocrite leurs adorateurs en leur faisant croire qu’ils n’en sont pas, mais je ne suis pas dupe ; je vois bien qu’ils sont habillés en tout point pareil à ces images...
Par la fenêtre du train, je ne vois plus la misère des bidonvilles, ni les couleurs vives et contrastées de l’Inde, les sourires spontanés des passants, l’imprévu à chaque coin de rue, la jeunesse abondante, tous ces artisans bricoleurs qui s’inventent les métiers les plus farfelus les uns que les autres pour survivre, ni ces vieux aux barbes blanches et longues, ni leurs yeux pétillants de vie…
Je suis presque choqué de voir les rues désertées, (juste quelques vieux !). Où sont les habitants de mon pays? Sont-ils tous terrés chez eux, hypnotisés par leur écran? Ou y a-t-il eu une catastrophe décimant la quasi-totalité de la population ? Mais que s’est-il passé durant mon absence ? (il suffit que je m’éclipse à peine quelques semaines pour que tout parte en cacahouète !) Peut-être que ce n’est pas ici qu’a eu lieu le bouleversement, mais dans mon regard...
Le premier poster
Un poster avec l’un de mes dessins va
s’afficher bientôt dans les rues de l’Inde,
et telles des graines de l’au-delà, sèmera l’espérance dans le cœur des Indiens
qui le verront...
Pour commander le poster[:de]Aus dem Buch „Verabredungen im Wald“ . Vierte Teil (von vier)
Der dritte Blick...?
Als ich wieder zurück in der Schweiz gelandet bin, bemerke ich einige Details, die mir vorher nicht aufgefallen waren. Der Flughafen ist marmoriert, blitzblanksauber und mondän, aber kühl. Nichts strahlt menschliche Wärme aus. Der Flur ist umgeben von Luxusläden. Ich bemerke am Rande eine Angestellte, die sich in dem verlassenen Geschäft eine Atempause gönnt. Während des Gesprächs hört die perfekte Verkäuferin auf zu schauspielern und beschreibt ihren Alltag:
- Wenn ich eine Viertelstunde zu spät komme, krieg ich ein Bußgeld. Wir werden ständig kontrolliert, müssen rentabel sein. Wenn man nicht aufpasst, verliert man schnell den Draht zur Familie und am Ende hat man sogar keine Freunde mehr.
Auch mein schönes sauberes Land kennt eine Art schreckliche geheime Not... Bevor ich weggehe, sage ich dieser Frau, dass Gott an sie denkt und dass sie mit Ihm darüber reden sollte.
Auch hier sind überall Plakate zu finden. Werbungen mit göttlich schönen Frauen, die uns von oben herab betrachten und mit Schmuck oder Uhren prahlen, als wären es Talismane, die Erfolg versprechen.
Diese Bilder werden komplett von schöpferischen Informatikern gestaltet. Es sind auch erbarmungslose Götzen, die heimlich verehrt werden und die ihre Verehrer anlügen, indem sie ihnen weismachen, dass sie keine Bewunderer wären, aber ich lasse mich nicht beirren. Alle versuchen doch so auszusehen, wie auf diesen Bildern...
Aus dem Zugfenster kann ich weder das Elend der Barackensiedlungen erkennen noch die grellen und bunten Farben Indiens, noch das natürliche Lächeln der Passanten, noch die unerwarteten Ereignisse, die an jeder Straßenecke einen überraschen, noch die zahlreichen Jugendlichen, noch diese vielen handwerklich geschickten Bastler, die sich zum Überleben die urigsten Berufe ausklügeln, noch diese alten Menschen mit langem weißem Bart, noch ihre prickelnde Lebensfreude, die in ihren Augen zu sehen ist...
Ich bin fast darüber geschockt, dass die Straßen so leer sind (es sind nur ein paar Alte zu sehen).
Wo sind die Bewohner meiner Heimat? Verkriechen sie sich alle zu Hause vor ihrem Bildschirm, der sie hypnotisiert? Hat sich eine Katastrophe ereignet, die die Mehrheit der Bevölkerung ausgerottet hat? Was ist denn in meiner Abwesenheit geschehen? (Kaum bin ich weg, und schon geht alles den Bach runter!) Vielleicht hat der Umbruch nicht hier, sondern bloß in meinem Blick stattgefunden...
Das erste Plakat
Ein Plakat mit einer Zeichnung von mir wird bald in Indien auf den Straßen zu sehen sein. Möge es wie Samen aus dem Jenseits Hoffnung im Herzen der Inder säen, die es anschauen werden.
Bestellen das Poster[:en]A story from “Appointment in the forest“
Part 4
Third look… ?
In Switzerland, newly disembarked from the aeroplane, I notice certain details which had not shocked me before. In this airport, marbled, super-clean, top class but cold, nothing is compatible with human warmth. The walkway is surrounded by luxury shops. There I notice a female employee, who, driven by loneliness, allows herself a moment of respite. For the time the discussion lasts, she steps out of her role of perfect saleswoman and describes her daily life to me:
‘If I arrive a quarter of an hour late, I get a fine; they are always checking on us, we have to perform well. If we’re not careful, we soon lose touch with the family and, in the end, all our friends.’
My beautiful, spick and span country is itself also familiar with a kind of dreadful, hidden poverty… Before leaving, I tell her that God is thinking of her and that she should talk to Him about it.
Here too there are posters everywhere. Adverts with divinely beautiful women, who look down on us from above, flaunting jewellery and wristwatches like talismans to success. These pictures are shaped entirely by the hand of artists who are computer experts. They are merciless idols, venerated in secret, who wrap their worshippers in a cloak-like layer of hypocritical untruth, by making them believe that this is not the case, but I am not taken in; I can see perfectly well that they are dressed in every detail exactly the same as these pictures…
Through the window of the train I no longer see the poverty of the slums, nor the vivid, contrasting colours of India, the spontaneous smiles of passers-by, something unexpected at every street-corner, the hordes of young people, all those craftsmen-cum-handymen who dream up the most bizarre jobs – each one stranger than the other – in order to survive, neither those old men with long, white beards, nor their eyes sparkling with life…
I am almost shocked to see the deserted streets (just a few old people!). Where are the inhabitants of my country? Are they all hidden away in their homes, hypnotised by their screens? Or has there been a catastrophe that has decimated practically the whole of the population? What on earth has happened during my absence (all it takes is for me to vanish for barely a few weeks for everything to go down the drain!)?
Maybe it’s not here that the upheaval has taken place, but in my perspective…
The first poster
A poster with one of my drawings is soon going to be stuck on billboards in the streets of India and like seeds from the world beyond will sow hope in the hearts of the Indians who will see it…
To order the poster[:es]India (curata parte)
¿Tercera mirada…?
En suiza, en cuanto desembarco del avión, me doy cuenta de algunos detalles que no me habían chocado antes. En este aeropuerto, de mármol, súper limpio, con mucha clase pero frío, nada se adapta al calor humano. La entrada está repleta de tiendas lujosas. Me fijo en una empleada que, empujada por la soledad, se concede un momento de descanso. Tras un momento de conversación deja su papel de perfecta vendedora y me describe su día a día:
Si llego un cuarto de hora tarde, recibo una multa; estamos controlados, tenemos que ser rentables. Si no tenemos cuidado, enseguida dejamos de relacionarnos con la familia y finalmente, con todos los amigos.
Mi hermoso país tan limpio conoce también una especie de horrible miseria escondida… Antes de irme, le digo que Dios piensa en ella y que debería hablar con él. Aquí también, hay posters por todas partes. Publicidad con mujeres divinamente hermosas que nos observan desde lo alto exhibiendo joyas y relojes como si fueran talismanes para el éxito. Estas imágenes son completamente moldeadas por la mano de artistas informáticos. Son ídolos despiadados, secretamente venerados, que envuelven con una capa de mentira hipócrita a sus adoradores haciéndoles creer que esos no son ellos, pero a mi no me engañan; veo con claridad que su forma de vestir se parece en todo a la de esas imágenes…
Por la ventana del tren, ya no veo la miseria de las chabolas, ni los colores vivos y llenos de contraste de la India, las sonrisas espontáneas de los peatones, lo imprevisto en cada esquina de la calle, la gran cantidad de jóvenes, todos esos artesanos manitas que se inventan los oficios más extravagantes los unos que los otros para poder sobrevivir, ni esos ancianos de barbas blancas y largas, ni sus ojos chispeantes de vida…
Casi me choca ver las calles desiertas (¡solo algunos ancianos!) ¿Dónde están los habitantes de mi país? ¿Están todos escondidos en sus casas, hipnotizados por las pantallas? ¿O ha habido una catástrofe que diezmó la casi totalidad de la población? ¿Pero que ha sucedido durante mi ausencia? (¡basta con que me eclipse un par de semanas para que todo se tuerza!)
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El primer poster
Un poster con uno de mis dibujos va a ser pegado próximamente por las calles de la India, y como semillas del más allá, sembrará esperanza en el corazón de los indios que lo van a ver…
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India (parte 4)
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El encuentro de los 1000
Sobre el escenario, me encuentro frente a más de 2.000 ojos de pastores (¡dos por persona!) escrutadores y curiosos de ver lo que un pequeño suizo de las montañas les podrá decir. El público está compuesto en gran mayoría por jóvenes, entre ellos, algunos que vienen de Orissa y todavía huelen a humo…
Yo comparto mi encuentro con Jesús, ese gran Artista que de la nada hace maravillas, así como la historia de las ridículas lágrimas que derramé por ellos… Mientras que hablo, una música resuena (y me suena) en mi cabeza. Un viejo coro pasado de moda que creía haber olvidado en la sala del club de jóvenes que frecuentaba diez años antes (¡Pero bueno ¿Quién ha encendido ese transistor en mi cabeza?!). Decido echarlo por la boca y canto:
“He decidido seguir a Cristo... Atrás el mundo (los placeres engañosos), la Cruz delante... El Rey de Gloria me ha transformado... no vuelvo atrás
TODOS lo conocen y con fervor lo cantan una y otra vez en su idioma. Eso prueba que una pequeña chispa puede incendiar a toda una muchedumbre. Me emociono porque sé que para ellos esto es mucho más que un cántico, porque saben el precio que hay que pagar para seguirle.
“¡Este cántico ha sido escrito por uno de los nuestros, el Sadhou Sundar Singh! Es un modelo grabado en cada uno de nuestros corazones!” – me dicen. Cuando bajo del escenario, me aprietan entre sus brazos y también lloran sin contenerse. Ese día, el Señor nos ha visitado.
Haciendo el indio entre los indios
Hay una mesa de honor para los pocos invitados especiales que somos (unos cuantos puntos de nata fresca entre una muchedumbre de color café) pero, a riesgo de chocar con sus costumbres ancestrales, preferimos comer con ellos. Eso perturba a más de uno porque, para los hindúes, el Blanco forma parte de la casta superior (¡menudo chiste!). Rompamos las narices a ese mito, aunque comer lo mismo que ellos no esté exento de peligro para nuestra pequeña naturaleza (como yo, que no estoy vacunado y solo tomo vitamina C).
Los indios se mueren de risa con mis tentativas de hablar el hindi. Ya siento que les voy a echar de menos. Es un hermoso pueblo. Aquí a nadie le extraña que un desconocido le dirija la palabra de forma espontánea. Los hombres se toman de la mano con naturalidad (¡Eh!, no, las gentes no se lo toman a mal…)
La iluminación
Estamos en plena ciudad, pero a dos pasos de mí, una vaca sagrada está apaciblemente acostada en medio del camino. Vale, ya me he tropezado con un majestuoso loro, un mono travieso e incluso una jabalina (la señora jabalí) con unas tetillas enormes, paseando tranquilamente por la calle… ¡pura rutina!
De todas formas, mis pensamientos se han ido a otra parte, no tienen por qué ocuparse de fallos en la matriz, absortos, por otra parte, desde hacía un buen rato en resolver un problema mucho más importante. Viendo que soy incapaz de ayudarles, me han abandonado aquí, en la terraza de un bui bui con pinta de ruina de la postguerra. La “mesa” en que estoy sentado es ridículamente patituerta, pero a juego con todas esas deliciosas paradojas que me rodean. El dulzor del aire templado me acaricia el rostro y bebo el mejor té Chai de toda mi vida.
Señor, ¿cómo puedo llegar a estas personas, cómo llevarlas a ti? Los lectores de Cómic no son una legión… y entre los más pobres ¿cuántos hay que ni siquiera sabrían leer? (¡vaya! Se diría que mis pensamientos están de vuelta.) Mientras que mi mirada se pasea de aquí a allá, repentinamente se siente intrigada por un póster pegado en la pared. Es un dibujo que representa a uno de los numerosos dioses locales. Esos carteles están por todas partes, en los taxis, en las tiendas, en cada sitio libre…
¡Paf! De golpe se ha hecho la luz! ¡posters! ¡tengo que dibujar posters! Ese es el idioma que todos entienden por aquí. También es un desafío que está a mi altura algo que soy capaz de dar a este pueblo…
Salva a cuantos puedas
Antes de irme, me invitan a casa de una familia de la comunidad cristiana. A pesar de su pobreza, la pareja ha adoptado a muchos niños huérfanos, liberándoles así de estar obligados a mendigar por las calles así como de los peores abusos que un niño pueda conocer. Me presentan un niñito fanático del dibujo; me bajo hacia él, le doy uno de mis cómics que llevo siempre en mi equipaje. Ese libro representa una fortuna para él e, incluso si hubiera conseguido darlo a un editor indio, nunca lo hubiera apreciado tanto como ese niñito de ojos brillantes. Le doy también mi lápiz y con voz temblorosa le digo:
¡Dibuja para el Señor y tu pueblo, hijo mío! El arte no es solo un juego ni un hobby sino que es algo muy importante!¡Muestra el camino de Jesús a tu pueblo y salva a cuantos puedas!!
Continuará la semana próxima…"
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string(26253) "[:fr]Une histoire vraie, tirée du livre: « Rendez-vous dans la forêt »
India (3ème partie)
La rencontre des 1000
Sur la scène, je suis face à plus de 2’000 yeux de pasteurs (deux par personne !) scrutateurs et curieux de voir ce que le petit Suisse des montagnes va bien pouvoir leur dire. Le public est composé en grande majorité de jeunes, parmi eux, certains viennent d’Orissa
et sentent encore la fumée...
Je leur partage ma rencontre avec Jésus, ce grand Artiste qui de rien fait des merveilles, ainsi que l’histoire de mes ridicules petites larmes versées pour eux... Alors que je parle, une musique résonne (et raisonne) dans ma tête. Un vieux cantique démodé que je croyais avoir oublié dans la salle du groupe de jeunes que je fréquentais dix ans auparavant.
(purée, mais qui a allumé ce transistor dans ma tête?!). Je décide de l’évacuer par la bouche et chante :
« En mon coeur, j’ai choisi de suivre Jésus-Christ, si mes amis s’en vont, qu’importe ? Moi, j’irai ! Au monde* (*ses plaisirs trompeurs) je dis « non», joyeux, je prends ma croix, quoi qu’il en soit, en mon coeur, j’ai choisi de suivre Jésus-Christ ».
TOUS le connaissent et avec ferveur le reprennent encore et encore dans leur langue. La preuve qu’une étincelle peut enflammer une foule. Je suis ému, car je sais que pour eux c’est plus qu’un cantique, car ils en mesurent tout le prix.
– Ce chant a été écrit par l’un des nôtres, le Sadhou Sundar Singh! Un modèle gravé dans chacun de nos coeurs.
me lancent-ils. Quand je descends de scène, ils me serrent dans leurs bras et eux aussi pleurent sans retenue. Le Seigneur nous a visités ce jour-là…
Un nain doux, c’est doux
Il y a une table d’honneur pour les quelques invités spéciaux que nous sommes (quelques points de crème blanche dans une foule couleur café) mais, au risque de choquer leurs habitudes ancestrales, nous préférons manger avec eux. Ça en perturbe plus d’un car, pour les hindous, le Blanc fait partie de la caste supérieure (quel gag!). Cassons la gueule à ce mythe, même si manger pareil qu’eux n’est pas sans danger pour les petites natures que nous sommes (perso, je n’ai aucun vaccin, juste des vitamines C).
Les Indiens se marrent bien avec mes tentatives de parler l’hindi. Je sens déjà qu’ils vont me manquer. C’est un beau peuple. Ici, personne ne trouve bizarre qu’un inconnu lui parle spontanément. Les gars se tiennent naturellement la main entre eux.
(eh ! non, ce n’est même pas ambigu...)
L’illumination
Nous sommes en pleine ville, mais à deux pas de moi une sacrée vache (ou l’inverse) est nonchalamment couchée en travers de la route. Ok, j’ai déjà croisé un majestueux perroquet, un singe taquin et même une laie (madame sanglier) avec d’énormes tétons, gambadant tranquille dans la rue...
La routine, coa!
De toute façon, mes pensées se sont fait la malle, elles n’ont pas le temps de s’occuper des bugs de la matrice, absorbées ailleurs depuis un bon moment à résoudre un problème bien plus important. Voyant mon incapacité à les aider, elles m’ont laissé là, sur la terrasse d’un boui-boui à l’allure de ruines d’après-guerre. La « table » où je suis assis est ridiculement bancale, mais au diapason de tous ces délicieux paradoxes m’entourant. La douceur de l’air tempéré me caresse le visage et je bois le meilleur thé chaî de toute ma vie.
– Seigneur, comment atteindre ces gens, les présenter à toi ? Les lecteurs de BD ne sont pas légion... et parmi les plus pauvres, qui sait ne serait-ce que lire ?
(Tiens...? Mes pensées sont de retour on dirait.)
Alors que mon regard vagabonde autour de moi, i
il est soudain intrigué par un poster accroché au mur. C’est la représentation dessinée de l’un des nombreux dieux locaux. Cette sorte de dessin est partout, dans les taxis, dans les magasins, sur chaque coin de libre...
D’un seul coup, paf ! L’illumination ! J’ai trouvé ! Des posters ! Il faut dessiner des posters ! Voilà le langage que tous comprennent ici. C’est aussi un défi à ma hauteur que je suis capable de donner à ce peuple...
Sauves-en un max
Avant de partir, je suis invité dans une famille de la communauté chrétienne. Malgré leur pauvreté, le couple a adopté plusieurs petits orphelins, les délivrant ainsi de la mendicité forcée des rues ainsi que des pires abus qu’un enfant puisse connaître. Ils me présentent un petit gars féru de dessin ; je m’abaisse vers lui, lui donne l’une de mes BD que je trimbale avec moi dans mes bagages. Ce livre représente une fortune pour lui et, même si j’avais réussi à le donner à un éditeur indien, jamais il ne l’aurait apprécié autant que ce petit gars aux yeux étincelants. Je lui donne aussi mon crayon et avec un tremblement dans la voix
lui dis :
– Dessine pour le Seigneur et ton peuple, mon garçon! L’art n’est pas juste un jeu ou un hobby, mais c’est très important ! Montre la voie de Jésus à ton peuple et sauves-en un maximum !!!
La suite, la semaine prochaine…
[:de]Aus dem Buch „Verabredungen im Wald“ . Dritte Teil (von vier)
Das Treffen mit den 1000
Ich befinde mich auf der Empore vor 2000 Pastorenaugen (zwei pro Person!). Sie prüfen mich genau und scheinen darauf neugierig zu sein, was der kleine Schweizer aus den Bergen ihnen sagen wird. Das Publikum besteht zum größten Teil aus jungen Menschen. Einige von ihnen kommen aus Odisha und riechen noch nach Rauch...
Ich teile ihnen mit, wie mir Jesus, der große Künstler, begegnet ist, dass er aus dem Nichts Wunder schafft und erzähle ihnen auch von meinen lächerlichen kleinen Tränen für sie... Während ich noch rede, geht mir ein Lied durch den Verstand, wobei ich dabei Gott verstand. Es ist ein altmodisches Kirchenlied, von dem ich dachte, dass ich es zehn Jahre zuvor im Raum meiner Jugendgruppe vergessen hatte. (Scheibenkleister, wer hat denn die Lautsprecher in meinem Kopf angemacht?!) Ich beschließe, das Lied aus dem Mund auszuspucken und singe:
„In meinem Herzen habe ich mich entschieden, Jesus Christus zu folgen. Und auch, wenn mich meine Freunde verlassen, werde ich trotzdem den Weg gehen. Der Welt* (*ihren irreführenden Verlockungen) sage ich ein fröhliches „Nein“, ich nehme mein Kreuz auf mich und egal, was auch kommen mag, ich habe mich entschieden, Jesus Christus zu folgen“.
ALLE kennen es und beginnen in ihrer Sprache wieder von vorne mit Leidenschaft. Es ist der Beweis dafür, dass ein Funken, eine Menschenmenge anzünden kann. Ich bin gerührt, denn ich weiß, dass es für sie mehr als nur ein Lied ist. Diese Leute lassen sich ihren Glauben was kosten. Sie meinen:
- Einer von uns hat dieses Lied verfasst: der Sadhou Sundar Singh. Er ist ein Vorbild für die Botschaft, die in unserem Herzen eingebrannt ist.
Als ich von der Empore herunterkomme, nehmen sie mich in den Arm, und auch sie weinen vorbehaltlos. An diesem Tag hat uns der Herr besucht...
Inder Stube sind da Inder...
Für die Paar besonderen Gäste wie wir (einige cremefarbene Punkte in einer kaffeefarbigen Menschenmenge) haben sie Ehrentische vorbereitet, aber uns ist es lieber, mit ihnen zu essen, auch wenn wir dabei mit der altüberlieferten Tradition brechen. Ein Paar von ihnen sind recht verwirrt. Für die Inder gehört der weiße Mensch zur höheren Kaste (was für´n Witz!). Lasst uns diesen Mythos weichprügeln, auch wenn es tatsächlich nicht ohne Gefahr ist für uns Weicheier, ihr Essen zu teilen (ich, zum Beispiel wurde nicht geimpft, sondern kenne nur Vitamin C).
Die Inder lachen sich tot, wenn ich versuche, mit ihnen Hindi zu reden. Jetzt schon weiß ich, dass sie mir fehlen werden. Es ist ein begehrenswertes Volk. Keiner findet es hier komisch, wenn man spontan mit einem Unbekannten spricht. Männer haben kein Problem, sich an der Hand zu halten. (Es ist nicht einmal zweideutig...)
Die Erleuchtung
Wir sind mitten in der Stadt, aber direkt vor mir auf der Straße liegt ganz lässig eine Kuh, die es anscheinend nicht besonders (h)eilig hat. OK, bereits begegneten mir schon ein prachtvoller Papagei, ein neckender Affe und sogar eine Bache (Frau Wildschwein) mit riesigen Zitzen, die ganz gemütlich auf der Straße flanierte...
Alles ganz normal!
Meine rationalen Gedanken sind sowieso abgezischt. Sie hatten keine Zeit, sich mit den Pannen in der Matrix zu beschäftigen, also befassen sie sich seit längerem mit einem viel wichtigeren Problem. Dadurch, dass ich ihnen von keinem Nutzen sein konnte, haben sie mich im Stich gelassen, und ich befinde mich nun auf der Terrasse eines Tingeltangels, der wie zerbombte Trümmer der Nachkriegszeit aussieht. Der „Tisch“, an dem ich sitze, ist lächerlich wackelig, aber im Einklang mit den anderen reizenden Widersprüchen, die mich umgeben. Die Milde einer südlichen Brise fährt mir durchs Gesicht und ich trinke den besten Chai-Tee meines Lebens.
- Herr, wie kann ich diese Leute erreichen, sie dir bringen? Hier gibt es nicht viele Comic-Leser... und unter den Ärmsten können etliche nicht einmal lesen. (Na...? Meine rationalen Gedanken sind anscheinend wieder zurück). Während mein Blick umherschweift, wird er plötzlich von einem Plakat angezogen. Es ist die Abbildung von einem der hier so zahlreichen Götter. Diese Zeichnungen sind überall zu finden: in den Taxen, in den Geschäften, auf jeder freien Fläche.
Und auf einmal, peng! kommt die Erleuchtung! Ich hab´s! ... Plakate! Ich muss einfach Plakate zeichnen! Das ist doch die Sprache, die jeder hier versteht. Es ist auch für mich eine Herausforderung und die Tatsache, dass ich doch diesem Volk etwas geben kann...
Rette einen Haufen von ihnen
Bevor ich heimreise, werde ich von einer Familie aus der christlichen Gemeinde eingeladen. Trotz ihrer Armut hat das Ehepaar mehrere Weisenkinder adoptiert, um sie von der notgedrungenen Bettelei sowie vom schlimmsten Missbrauch zu befreien, das ein Kind kennen kann. Sie zeigen mir einen kleinen Burschen, der sich fürs Zeichnen begeistert. Ich bewege mich auf seine Höhe runter und schenke ihm einen der Comics, die ich bei mir im Koffer habe. Dieses Buch ist für ihn von unschätzbarem Wert. Selbst, wenn ich es einem indischen Verlag weitergegeben hätte, hätte keiner es besser zu würdigen gewusst als dieser kleine Kerl mit funkelnden Augen. Ich reiche ihm auch meinen Bleistift und sage ich ihm mit zitternder Stimme:
- Zeichne für den Herrn und für dein Volk, mein Junge! Die Kunst ist nicht nur ein Spiel oder ein Hobby, sie ist sehr wichtig! Zeige deinem Volk den Weg von Jesus und rette einen Haufen von ihnen!!!
Es geht nächste Woche weiter…
[:en]A story from “Appointment in the forest“
Part 3 (to see the part2)
The meeting of the 1000
On the stage, I am standing in front of more than 2,000 pastors’ eyes (2 per person!), inquiring and curious to see what the little Swiss guy from the mountains is going to be able to say to them. The audience is composed mainly of young people; amongst them
some are from Orissa and still smell of smoke…
I share with them my encounter with Jesus, this great Artist who makes wonders out of nothing, as well as the story of my pathetic little tears, shed for them… While I am speaking, a piece of music resonates (and reasons) in my head. An old-fashioned chorus from the past, which I thought I had left behind in the hall of the youth group that I used to go to 10 years before
(shoot! who on earth has turned on this transistor in my head?!). I decide to expel it through my mouth and sing:
‘I have decided to follow Jesus. Though I may wonder, I still will follow. The world* (* its deceptive pleasures) behind me, the cross before me. Though none go with me, I still will follow. I have decided to follow Jesus. No turning back, no turning back.’
EVERYONE knows it and, with fervour, they repeat it again and again in their language. The proof that a spark can set alight a whole crowd. I am moved because I know that for them it is more than a chorus, because they count the full cost of it.
‘This song was written by one of ours, Sadhu Sundar Singh! A role model etched in each of our hearts,’ they yell at me. When I come down from the stage, they hug me in their arms and they themselves weep, without holding back. The Lord visited us that day…
The joy of being one of them
There is a table of honour for the few special invited guests that we are (a few cream-coloured dots in a coffee-coloured crowd), but, at the risk of offending their ancestral customs, we prefer to eat with them. This perturbs more than one of them, as, for Hindus, the white man belongs to the higher caste (what a joke!). Let’s smash that myth to pieces, even if eating the same as they do is not without danger for the wimps that we are (as for me, I have no vaccinations, just vitamin C).
The Indians have a good laugh at my attempts to speak Hindi. I can feel already that I am going to miss them. They are a beautiful people. Here, no one thinks it strange if a stranger speaks to them spontaneously. The fellas hold hands together quite naturally (er, no, it’s not even ambiguous).
Enlightenment
We are in the middle of town, but two paces away from me a sacred cow is lying nonchalantly across the road. OK, I have already crossed paths with a majestic parrot, a playful monkey and even a sow (Mrs wild boar) with huge teats, gambolling, carefree, in the street… Just routine, you know!
At any rate, my thoughts have done a runner; they don’t have time to deal with the bugs in the matrix, as, for quite some time now, they have been absorbed elsewhere resolving a far more important problem. Seeing my inability to help them, they have left me there, on the terrace of a joint which has an air of post-war ruins.
The ‘table’ where I am sitting is ludicrously rickety, but in tune with all these delightful paradoxes surrounding me. The warmth of the mild air caresses my face and I drink the best chai tea of my whole life.
‘Lord, how can I reach these people, introduce them to you? Comic-book readers are not legion… and amongst the poorest, who is able even to read?’
(Hey…? My thoughts have come back, it seems.)
While my gaze roams all around me, it is suddenly
intrigued by a poster hanging on the wall. It is the portrayal by an artist of one of the numerous local gods. This kind of picture is everywhere, in the taxis, in the shops, on every free street corner…
In one fell swoop, wham! Enlightenment! I’ve got it! Posters! We need to draw posters! That is the language that everyone here understands. It’s also a challenge perfectly suited to me which I am capable of giving to this people…
Save as many of them as you can
Before leaving, I am invited to a family belonging to the Christian community. In spite of their poverty, the couple have adopted several young orphans, thus saving them from being forced to beg on the streets, as well as from the worst forms of abuse that a child can know. They introduce me to a little lad crazy about drawing: I bend down towards him, give him one of my comic books that I am carting around with me in my luggage. This book represents a fortune for him and, even if I had succeeded in giving it to an Indian editor, he would never have appreciated it as much as this little lad with sparkling eyes. I also give him my pencil and with a tremble in my voice tell him:
‘Draw for the Lord and your people, my boy! Art isn’t just a game or a hobby but it’s very important! Show Jesus’s way to your people and save as many of them as you can!!!
To be continued next week[:es]India (tercera parte)
El encuentro de los 1000
Sobre el escenario, me encuentro frente a más de 2.000 ojos de pastores (¡dos por persona!) escrutadores y curiosos de ver lo que un pequeño suizo de las montañas les podrá decir. El público está compuesto en gran mayoría por jóvenes, entre ellos, algunos que vienen de Orissa y todavía huelen a humo…
Yo comparto mi encuentro con Jesús, ese gran Artista que de la nada hace maravillas, así como la historia de las ridículas lágrimas que derramé por ellos… Mientras que hablo, una música resuena (y me suena) en mi cabeza. Un viejo coro pasado de moda que creía haber olvidado en la sala del club de jóvenes que frecuentaba diez años antes (¡Pero bueno ¿Quién ha encendido ese transistor en mi cabeza?!). Decido echarlo por la boca y canto:
“He decidido seguir a Cristo... Atrás el mundo (los placeres engañosos), la Cruz delante... El Rey de Gloria me ha transformado... no vuelvo atrás
TODOS lo conocen y con fervor lo cantan una y otra vez en su idioma. Eso prueba que una pequeña chispa puede incendiar a toda una muchedumbre. Me emociono porque sé que para ellos esto es mucho más que un cántico, porque saben el precio que hay que pagar para seguirle.
“¡Este cántico ha sido escrito por uno de los nuestros, el Sadhou Sundar Singh! Es un modelo grabado en cada uno de nuestros corazones!” – me dicen. Cuando bajo del escenario, me aprietan entre sus brazos y también lloran sin contenerse. Ese día, el Señor nos ha visitado.
Haciendo el indio entre los indios
Hay una mesa de honor para los pocos invitados especiales que somos (unos cuantos puntos de nata fresca entre una muchedumbre de color café) pero, a riesgo de chocar con sus costumbres ancestrales, preferimos comer con ellos. Eso perturba a más de uno porque, para los hindúes, el Blanco forma parte de la casta superior (¡menudo chiste!). Rompamos las narices a ese mito, aunque comer lo mismo que ellos no esté exento de peligro para nuestra pequeña naturaleza (como yo, que no estoy vacunado y solo tomo vitamina C).
Los indios se mueren de risa con mis tentativas de hablar el hindi. Ya siento que les voy a echar de menos. Es un hermoso pueblo. Aquí a nadie le extraña que un desconocido le dirija la palabra de forma espontánea. Los hombres se toman de la mano con naturalidad (¡Eh!, no, las gentes no se lo toman a mal…)
La iluminación
Estamos en plena ciudad, pero a dos pasos de mí, una vaca sagrada está apaciblemente acostada en medio del camino. Vale, ya me he tropezado con un majestuoso loro, un mono travieso e incluso una jabalina (la señora jabalí) con unas tetillas enormes, paseando tranquilamente por la calle… ¡pura rutina!
De todas formas, mis pensamientos se han ido a otra parte, no tienen por qué ocuparse de fallos en la matriz, absortos, por otra parte, desde hacía un buen rato en resolver un problema mucho más importante. Viendo que soy incapaz de ayudarles, me han abandonado aquí, en la terraza de un bui bui con pinta de ruina de la postguerra. La “mesa” en que estoy sentado es ridículamente patituerta, pero a juego con todas esas deliciosas paradojas que me rodean. El dulzor del aire templado me acaricia el rostro y bebo el mejor té Chai de toda mi vida.
Señor, ¿cómo puedo llegar a estas personas, cómo llevarlas a ti? Los lectores de Cómic no son una legión… y entre los más pobres ¿cuántos hay que ni siquiera sabrían leer? (¡vaya! Se diría que mis pensamientos están de vuelta.) Mientras que mi mirada se pasea de aquí a allá, repentinamente se siente intrigada por un póster pegado en la pared. Es un dibujo que representa a uno de los numerosos dioses locales. Esos carteles están por todas partes, en los taxis, en las tiendas, en cada sitio libre…
¡Paf! De golpe se ha hecho la luz! ¡posters! ¡tengo que dibujar posters! Ese es el idioma que todos entienden por aquí. También es un desafío que está a mi altura algo que soy capaz de dar a este pueblo…
Salva a cuantos puedas
Antes de irme, me invitan a casa de una familia de la comunidad cristiana. A pesar de su pobreza, la pareja ha adoptado a muchos niños huérfanos, liberándoles así de estar obligados a mendigar por las calles así como de los peores abusos que un niño pueda conocer. Me presentan un niñito fanático del dibujo; me bajo hacia él, le doy uno de mis cómics que llevo siempre en mi equipaje. Ese libro representa una fortuna para él e, incluso si hubiera conseguido darlo a un editor indio, nunca lo hubiera apreciado tanto como ese niñito de ojos brillantes. Le doy también mi lápiz y con voz temblorosa le digo:
¡Dibuja para el Señor y tu pueblo, hijo mío! El arte no es solo un juego ni un hobby sino que es algo muy importante!¡Muestra el camino de Jesús a tu pueblo y salva a cuantos puedas!!
Continuará la semana próxima…[:]"
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Unas lágrimas, son poca cosa...
Apenas me bajo del taxi que éste desaparece atrapado por la afluencia de la circulación. A mi alrededor no hay más que gente; La hay por todas partes y en todo momento. Pasan, venden, miran al infinito, incluso duermen a ras del suelo (a menos que se trate de un muerto). La miseria, bajo todas sus formas, habita aquí. Hay tal sed de esperanza que están incluso dispuestos a rezarle a cualquier objeto, árbol, estatua, con la esperanza de poder saciar su sed de lo Divino. Es un mundo olvidado de los cristianos bien pensantes, y, veo por todas partes, tanta gente perdida... tanta...
A lo largo de esta primera noche en la India, fragmentos de ruidos de la calle trepan a lo largo de las paredes para infiltrarse por las ventanas mal aisladas de la habitación de mi hotel y cosquillean mi sentimiento de seguridad occidental.
... Ante la amplitud de esta miseria que me ha golpeado de frente, me siento totalmente desprovisto. Solo, sentado sobre mi cama, oro por este país. Tengo el corazón hecho pedazos, no hay nada que
pueda darles sino estas lágrimas que lucen en mis mejillas por ellos... Jesús, mi Maestro, silencioso pero presente a los pies de mi cama, sabrá quizás hacer algo con todo esto...(?)
Viaje al borde del mundo
Desde que los responsables se reúnen conmigo, el viejo cliché del misionero blanco con casco colonial desaparece como por encanto. Aquí la misión es administrada por y para los indios... Ellos son los que me guían a través de la jungla humana de este país hasta nuestro próximo lugar de encuentro.
Viajamos en ciencia ficción (¡ o en tren, viene a ser lo mismo!). La puerta del cansado y viejo tren está abierta de par en par y yo estoy sentado como al borde del agua mojando mis pies en el vacío justo por encima del suelo que se va desplazando. En todo momento tengo la impresión de que voy a oír a mis espaldas los reproches de un controlador que me dirá, con su acento suizo alemán:
- ¡Nein, verboten (prohibido)! ¡¡Eso no se puede hacer!! Pero no, aquí las gentes no están infantilizadas, es estupendo, (¿Quizá en Suiza no somos tan libres como pensamos...?) Al borde de los railes del tren hay gente y más gente... ¿Qué hacen? ¿Están viendo pasar el tiempo? Me sonríen de buen grado y me doy cuenta de que lo hacen de corazón... (¡Ahora sí que estoy seguro: me encuentro en otro planeta!)
Pasamos delante de una escombrera pública interminable, la gente hace allí sus necesidades sin ningún pudor. A un tiro de piedra más lejos, un niño hambriento busca su alimento cotidiano entre los apestosos escombros. Delante de una cabaña improvisada, construida con ayuda de materiales tirados por el suelo, toda una familia me observa silenciosa. ¡Así es como viven la mayoría de los habitantes de mi planeta! ¡Es insoportable! Menos mal que las lágrimas me enturbian la vista...
... Con el corazón lleno de rabia, agarro mi lápiz y les dibujo como en un grito de desesperación:
- ¡¡ No habéis sido olvidados!! ¡¡Sois preciosos, Dios os ama, su Hijo ha nacido entre vosotros!! ¡Ánimo! (un día les llegará mi dibujo...)
Persecuciones
El centro de acogida de la misión es un oasis de paz tangible, liberado de la latente opresión que se siente un poco por todas partes. Además de ser nuestro lugar de encuentro, es también el de los líderes de las iglesias llegados de todo el país. Algunos han tenido que afrontar distancias desmesuradas para llegar hasta aquí.
Desde mi llegada, se me ha recomendado discreción porque, aunque la India presuma de ser el país democrático más grande del mundo, la libertad de expresión sigue esperando sentada en la sala de espera. Los hindúes creen en las castas, las personas “mal nacidas” ni siquiera son consideradas como animales, aguantan y aceptan el desprecio y la esclavitud. No es el dinero, sino un cambio de mentalidad lo que necesitan los pobres para salir de esto. Cuando se enteran de que el Hijo de Dios en persona les ama y ha tomado su condición, que son de alta estima ante sus ojos, su vida cambia radicalmente y se libera de la fatalidad. No siendo ya condenados a ser una casta inferior, se ponen manos a la obra. Las castas más altas, indignadas por perder una mano de obra gratuita, empujan a los fanáticos religiosos hindúes hacia la sublevación.
5.000 cristianos de la región de Orissa han visto sus hogares incendiados, sus mujeres violadas y sus pastores salvajemente asesinados a puñaladas. Las familias que han logrado escapar han encontrado un “abrigo” en la selva. Pero esta está habitada por otros depredadores como el tigre y la enfermedad…
Los responsables de diferentes comunidades se consultaron entre ellos: ¿debían tomar las armas para defenderse?
Todos, de común acuerdo, optaron por la no violencia que enseña Cristo. Y decidieron perdonar…
Continuará la semana próxima…
Durante mi primera noche en la India, me vino a la idea un dibujo que me permitiría presentar a Jesús a alguien que no supiera leer y no tuviera en su bagaje la influencia de la cultura occidental cristiana.
El Espíritu del creador simbolizado por sus dos manos indica el camino al que desea realmente encontrarlo. Eso requiere estar atento a las señales y a Su voz que susurra en medio del bullicio del mundo a todo aquel que es sincero.
Eso demanda el retroceso que da la sabiduría para darse cuenta de que los pequeños caminos fáciles que la sociedad nos propone durante todo nuestro camino son atractivos, bien vendidos, pero su final es la ruina. (imagen sacada del Cómic Idées reçues 3)
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string(28735) "[:fr]Une histoire vraie, tirée du livre: « Rendez-vous dans la forêt »
India (2ème partie)
Des larmes, c’est rien…
A peine le taxi m’a-t-il déposé que déjà il disparaît, happé par l’affluence de la circulation. Autour de moi, il n’y a que des gens ; il y en a partout et tout le temps.
Ils passent, vendent, fixent le vide, dorment à même le sol (à moins que ce soit un mort).
La misère sous toutes ses formes habite ici.
Il y a une telle soif d’espérance qu’on est prêt à prier même n’importe quel objet, arbre, statue dans l’espoir d’y étancher sa soif de Divin. C’est un monde oublié des chrétiens bien pensants et, partout, je vois tellement de gens perdus… tellement…
Tout au long de cette première nuit en Inde, des éclats de bruits de rue grimpent le long des parois pour s’infiltrer par les fenêtres mal isolées de ma chambre d’hôtel et chatouillent mon sentiment de sécurité occidental.
Devant l’ampleur de cette misère qui m’a frappé au visage, je suis totalement démuni. Seul, assis sur mon lit, je prie pour ce pays. J’ai le cœur brisé, il n’y a rien que je puisse leur apporter sinon mes larmes qui perlent le long de mes joues pour eux… Jésus, mon maître, silencieux mais présent au pied du lit, saura peut-être en faire quelque chose... (?)
Voyage au bord du monde
Dès que les responsables m’ont rejoint, le vieux cliché du missionnaire blanc au casque colonial s’est fait la malle. Ici, la mission est gérée par et pour des Indiens...
Ce sont eux qui me guident à travers la jungle humaine de ce pays jusqu’a notre prochain rendez-vous.
Nous voyageons en science-fiction (ou en train, c’est pareil !). La porte du vieux train fatigué est grande ouverte et je m’assois comme au bord de l’eau pour tremper mes pieds dans le vide juste au-dessus du sol qui défile. A tout moment, je m’attends aux remontrances d’un contrôleur derrière mon dos qui avec son accent suisse allemand, me dirait:
– Nein, verboten (interdit) ! Ça on ne peut pas faire!!
Mais non, ici les gens ne sont pas infantilisés, c’est cool. (Peut-être qu’en Suisse nous ne sommes pas si libres qu’on le prétend...?) Au bord des voies de chemin de fer des gens, toujours des gens... Que font-ils? Ils regardent le temps passer ? Ils me sourient volontiers et je vois bien que ça vient du coeur... (Cette fois c’est sûr : je suis sur une autre planète!)
Nous passons devant une décharge publique qui n’en finit plus, des gens y défèquent sans aucune gêne. A un jet de pierre plus loin, un enfant affamé cherche sa nourriture quotidienne dans les gravats malodorants.
Devant une cabane de fortune, construite à l’aide des matériaux jonchant le sol, toute une famille m’observe, silencieuse. Voilà comment vivent la majorité des habitants de ma planète ! C’est insupportable. Heureusement que mes larmes me troublent ma vue. La rage au coeur, je me saisis de mon crayon et leur dessine comme dans un cri de désespoir :
– Vous n’êtes pas oubliés!! Vous êtes précieux, Dieu vous aime, son Fils est né parmi vous!!! Courage!
(Un jour mon dessin leur parviendra...)
Persécutions
Le centre d’accueil de la mission est un oasis de paix tangible, libéré de l’oppression latente que l’on ressent un peu partout ailleurs. En plus d’être notre lieu de rendez-vous, c’est aussi celui des responsables d’église venus de tout le pays. Certains ont dû affronter des distances démesurées pour y parvenir.
Dès mon arrivée, on m’a recommandé la discrétion car, même si l’Inde se targue d’être le plus grand pays démocratique du monde, la liberté d’expression est toujours assise en salle d’attente. Les hindous croient aux castes, les personnes « mal nées» ne sont même pas considérées comme des animaux, elles endurent avec acceptation mépris et esclavage. Ce n’est pas d’argent, mais d’un changement de mentalité qu’ont besoin les pauvres pour s’en sortir. Quand ils apprennent que le Fils de Dieu en personne les aime et a pris leur condition, qu’ils sont inestimables à ses yeux, leur vie change radicalement et se libère de la fatalité. N’étant plus condamnés à être une caste inférieure, ils se prennent en main.
Les hautes castes, outrées de perdre une main-d’oeuvre gratuite, poussent les fanatiques religieux hindous à la révolte.
5 000 chrétiens de la région d’Orissa ont vu leurs maisons brûlées, leurs femmes violées et leurs pasteurs sauvagement tués à coups de couteau. Les familles qui ont pu s’échapper ont trouvé un « abri » dans la jungle. Mais celle-ci est habitée par d’autres prédateurs tels que le tigre et la maladie...
Les responsables des différentes communautés se consultèrent : devaient-ils prendre les armes pour se défendre ?
Tous, d’un commun accord, optèrent pour la non-violence qu’enseigne le Christ. Et ils décidèrent de pardonner...
La suite, la semaine prochaine…
Lors de ma première nuit en Inde, j’ai une idée de dessin qui permettrait de présenter Jésus à quelqu’un qui ne sait pas lire et n’aurait pas dans son bagage la culture occidentale chrétienne en option.
L’Esprit du créateur symbolisé par ses deux mains indique le chemin à celui qui désire vraiment trouver la voie. Cela demande d’être attentif aux signes et à Sa voix qui chuchote dans le brouhaha du monde à celui qui est sincère.
Cela demande d’avoir le recul que donne la sagesse pour se rendre compte que les petits chemins faciles que la société nous propose tout au long de notre chemin sont attrayants, bien vendus, mais que leur fin est la ruine. (Image tirée de la BD Idées reçues 3
[:de]Aus dem Buch „Verabredungen im Wald“ . Zweite Teil (von vier)
Tränen sind doch nichts...
Kaum bin ich vom Taxi ausgestiegen, schon wird dieses von der Strömung des Verkehrschaos weggerissen. Neben mir sind lauter Leute zu sehen; immer und überall. Sie gehen vorbei, verkaufen Sachen, starren ins Leere, schlafen auf dem Boden (es sei denn, der da ist tot). Hier haust das Elend in all seinen Facetten hier. Eine solche Sehnsucht nach Hoffnung ist zu spüren, dass Leute bereit sind, alles Mögliche anzubeten, sei es einen Gegenstand, einen Baum oder eine Statue, mit dem Wunsch, ihren Durst nach dem Göttlichen zu stillen. Hier ist eine Welt, die von den gut meinenden und gut denkenden Christen vergessen worden ist und überall sehe ich so viele verlorene Leute... wirklich so viele...
Während meiner ersten Nacht in Indien dringen laute Straßengeräusche durch die schlecht isolierten Fenster meines Hotelzimmers und reizen mein abendländisches Sicherheitsgefühl.
Gegenüber dem Ausmaß dieses Elends, von dem ich einen Schlag ins Gesicht bekommen habe, fühle ich mich absolut hilflos. Allein, auf meinem Bett sitzend, bete ich für dieses Land. Mein Herz ist zerbrochen. Ich kann diesen Leuten nichts bringen außer meinen Tränen, die an meinen Wangen entlang für sie abperlen... Jesus, mein stiller aber gegenwärtiger Meister steht neben meinem Bett und wird vielleicht etwas daraus machen... (?)
Reise zum Rande der Welt
Sobald Leute, die für mich verantwortlich sind, mich getroffen haben, ist das alte Klischee vom weißen Missionar mit dem Tropenhelm geplatzt. Hier wird die Missionsgesellschaft von Indern und für Inder geführt... Diese Menschen bringen mich durch den menschlichen Dschungel dieses Landes zu meinem nächsten Termin.
Wir reisen mit Science-Fiction (oder mit dem Zug, ist doch dasselbe). Die alte Tür des müde gewordenen Zuges ist sperrangelweit offen und ich setze mich als würde ich die Füße an einem Steg ins Wasser baumeln lassen, nur dass hier der Boden unter ihnen wegscrollt. Jederzeit warte ich darauf, dass mich ein Schaffner von hinten mit schweizerdeutschem Dialekt zurechtweist:
- Nein, verboten! Darf man nicht!!
Aber nein, hier behandelt man die Leute nicht wie Kinder. Cool. (Vielleicht sind wir doch in der Schweiz nicht so frei, wie überall verkündigt wird...?) Neben den Gleisen stehen Menschen, lauter Menschen... Was machen sie? Schauen sie zu, wie die Zeit vergeht? Sie lächeln gern, und ich sehe, dass es von Herzen kommt... (Jetzt aber bin ich mir sicher ... ich bin doch auf einem anderen Planeten gelandet!)
Wir fahren an einer Mülldeponie vorbei, die kein Ende zu haben scheint. Leute leeren dort ohne die geringste Befangenheit ihren Darm aus. Einen Steinwurf davon entfernt sucht ein hungriges Kind in diesem übelriechenden Unrat seine tägliche Nahrung. Eine ganze Familie, die vor ihrer elenden Hütte steht, welche aus den hier liegenden Materialien errichtet worden ist, schaut mich stillschweigend an. So lebt die Mehrheit der Bewohner meines Planeten! Es ist unerträglich. Gut, dass mir die Tränen das Sehvermögen trüben.
Mit wütendem Herzen greife ich zu meinem Bleistift und zeichne ihnen einen Verzweiflungsschrei:
- Man hat euch nicht vergessen!! Ihr seid kostbar! Gott liebt euch, Sein Sohn ist unter Euch geboren!!! Nur Mut! (Eines Tages wird sie diese Zeichnung erreichen...)
Verfolgungen
Der Empfangsraum der Missionsgesellschaft ist eine fühlbare Oase des Friedens, die frei ist von der sonst allgegenwärtigen Bedrückung. Nicht nur ich werde mich dort mit der Organisation treffen, sondern viele Gemeindeleiter des Landes, die von überall her gekommen sind, wurden eingeladen. Einige von ihnen haben riesige Entfernungen zurückgelegt, um hierher zu gelangen.
Schon zu meiner Ankunft hatte man mir empfohlen, unauffällig zu bleiben, denn Indien brüstet sich zwar, das größte demokratische Land der Welt zu sein, aber die Redefreiheit sitzt immer noch im Wartezimmer. Die Inder glauben an das Kastenwesen. „Schlecht geborene“ Leute werden nicht mal wie Tiere angesehen und müssen Verachtung und Sklaverei erdulden. Die Armen bräuchten kein Geld, sondern ein Umdenken, um daraus zu kommen. Wenn sie erfahren, dass der Sohn Gottes höchstpersönlich sie liebt und ein einfacher Mensch wie sie geworden ist, dass sie in Seinen Augen von unschätzbarem Wert sind, ändert sich ihr Leben radikal und sie können sich von diesem Fluch befreien. Sobald sie nicht mehr daran glauben, dass sie einer niedrigeren Kaste angehören, fangen sie an, ihr Leben in die Hand zu nehmen. Diejenigen, die zu einer hohen Kaste gehören, sind darüber empört, weil sie eine kostenlose Arbeitskraft verlieren und wiegeln die fanatischen Religionsgruppen gegen sie auf.
5000 Christen aus der Region von Odisha mussten mitansehen, wie ihre Häuser verbrannt wurden, ihre Frauen geschändet wurden und ihre Pastoren auf grausame Weise erdolcht worden sind. Die Familien, die entkommen konnten, durften im Dschungel „Zuflucht“ finden, aber dort wohnen andere Scheusale, wie z.B. Tiger und Krankheiten...
Die Verantwortlichen von verschiedenen Christengemeinden berieten sich: Sollten sie zu den Waffen greifen, um sich zu verteidigen?
Alle entschieden sich für die Gewaltlosigkeit, die Christus lehrt. Und sie beschlossen zu vergeben...
Es geht nächste Woche weiter…
Während meiner ersten Nacht in Indien hatte ich eine Idee für ein Bild, mit dem man Jesus darstellen könnte, sodass eine Person, die nicht lesen kann und in ihrem Gepäck die westliche Kultur nicht vorrätig eingepackt hat, ihn begreift.
Der Geist des Schöpfers, der durch seine zwei Hände dargestellt wird, zeigt denjenigen den Weg, die ihn wirklich suchen. Es erfordert Aufmerksamkeit und Ehrlichkeit, weil man Sein Handeln und Seine flüsternde Stimme im Stimmengewirr unserer Welt wahrnehmen soll.
Es erfordert auch einen weisen Weitblick, weil man erkennen muss, dass die kleinen einfachen Wege, die uns die Gesellschaft am Rande anbietet, verlockend und häufig betreten sind, aber am Ende ins Verderben führen. (Bild aus dem Comic Ach, du lieber Himmel 3)
[:en]A story from “Appointment in the forest“
Part2 (to see the part1)
Tears, that’s nothing…
Scarcely has the taxi dropped me off than already it disappears, caught up in the business of the traffic. Around me there is nothing but people; they’re there everywhere and all the time. They pass by, sell, stare into space, sleep directly on the ground (unless it’s a corpse). Misery in all her forms lives here. There is such a thirst for hope that people are prepared to pray to even any object, tree, statue in the hope of quenching their thirst for the Divine. It’s a world forgotten by comfortable Christians and everywhere I see so many lost people… so many…
All the way through that first night in India, bursts of noises from the streets climb all the way up the walls to infiltrate the badly soundproofed windows of my hotel room and arouse my Western feeling of security.
Confronted by the scale of this poverty, which has slapped me in the face, I am completely helpless. Alone, sitting on my bed, I pray for this country. My heart is broken, there is nothing I can offer them apart from my tears, which form droplets all the way down my cheeks for them… Jesus, my master, silent but present at the foot of the bed, will maybe be able to make something out of them… (?)
Journey to the edge of the world
As soon as the leaders have joined me, the old cliché of the white missionary wearing a pith helmet is sent packing. Here the mission is managed by and for Indians… They are the ones who guide me through the human jungle of this country to the place of our next meeting.
We travel by science-fiction (or by train, it’s all the same!). The door of the old, tired train is wide open and I sit down as if on the edge of the water to dip my feet into the emptiness just above the ground which is slipping by.
At any moment I expect to hear the remonstrance of a ticket-inspector behind my back who, in his Swiss German accent, would say to me:
‘Nein, verboten’ (prohibited)! You can’t do that!!’
But no, here the people are not treated like children; it’s cool. (Maybe in Switzerland we are not as free as we imagine…?) By the side of the rails of the train track, people, always people… What are they doing? Are they watching time go by? They readily smile at me and I can see that it’s from the heart… (This time there’s no mistaking: I am on another planet!)
We pass by a public rubbish dump which goes on for ever; people are defecating there without any embarrassment. A stone’s throw further on, a starving child is looking for its daily food in the stinking rubble. In front of a makeshift shack, built with the help of the materials strewn all over the ground, an entire family watches me, in silence. That’s how the majority of the people on my planet live. It’s intolerable. Thank goodness my tears cloud my vision.
With anger in my heart, I grab hold of my pencil and draw for them, as in a cry of despair:
‘You are not forgotten!! You are precious, God loves you, His Son was born in your midst!!! Take heart!’
(One day my picture will reach them…)
Persecutions
The reception centre of the mission is an oasis of tangible peace, freed from the latent oppression which, elsewhere, you can sense pretty much all over the place. As well as being our meeting place, it is also that of the leaders of the church who have come from all over the country. Some of them have had to contend with inordinate distances to get here.
From the moment I arrived, discretion has been advised to me for, even if India boasts of being the largest democratic country in the world, freedom of expression is still sitting in the waiting room. Hindus believe in castes, people ‘of lowly birth’ aren’t even considered as animals; with resignation, they suffer contempt and slavery. It’s not money but a change of mentality that the poor need in order to cope. When they learn that the Son of God in person loves them and took their lowly position, that they are priceless in his eyes, their lives change radically and are set free from fate. No longer condemned to being a low caste, they take charge of their lives. The high castes, outraged at losing their unpaid workforce, urge the Hindu religious fanatics to rise up.
5,000 Christians from the Orissa region have seen their houses burnt, their women raped and their pastors brutally killed by stab wounds. The families that managed to escape found a ‘shelter’ in the jungle. But it was inhabited by other predators such as the tiger and illness…
The leaders of the different communities consulted each other: should they take up arms to defend themselves?
All, with one accord, opted for the non-violence which Christ teaches. And they decided to forgive…
To be continued next week (Part 3 - out of 4)
During my first night in India, I have the idea of a picture which will make it possible to present Jesus to someone who is unable to read and who would not have Western Christian culture as an option in his baggage.
The Spirit of the creator, symbolised by his two hands, indicates the path to the one who really wants to find the way. This requires being attentive to the signs and to His voice which whispers in the hurly-burly of the world to the one who is sincere.
This demands the ability to see the bigger picture, which wisdom gives, to realise that the easy little paths which society offers us all along our way are attractive, well marketed, but that their end is ruin. (Picture taken from the comic-book ‘Conventional Wisdom 3’)
[:es]India (segunda parte)
Unas lágrimas, son poca cosa...
Apenas me bajo del taxi que éste desaparece atrapado por la afluencia de la circulación. A mi alrededor no hay más que gente; La hay por todas partes y en todo momento. Pasan, venden, miran al infinito, incluso duermen a ras del suelo (a menos que se trate de un muerto). La miseria, bajo todas sus formas, habita aquí. Hay tal sed de esperanza que están incluso dispuestos a rezarle a cualquier objeto, árbol, estatua, con la esperanza de poder saciar su sed de lo Divino. Es un mundo olvidado de los cristianos bien pensantes, y, veo por todas partes, tanta gente perdida... tanta...
A lo largo de esta primera noche en la India, fragmentos de ruidos de la calle trepan a lo largo de las paredes para infiltrarse por las ventanas mal aisladas de la habitación de mi hotel y cosquillean mi sentimiento de seguridad occidental.
... Ante la amplitud de esta miseria que me ha golpeado de frente, me siento totalmente desprovisto. Solo, sentado sobre mi cama, oro por este país. Tengo el corazón hecho pedazos, no hay nada que
pueda darles sino estas lágrimas que lucen en mis mejillas por ellos... Jesús, mi Maestro, silencioso pero presente a los pies de mi cama, sabrá quizás hacer algo con todo esto...(?)
Viaje al borde del mundo
Desde que los responsables se reúnen conmigo, el viejo cliché del misionero blanco con casco colonial desaparece como por encanto. Aquí la misión es administrada por y para los indios... Ellos son los que me guían a través de la jungla humana de este país hasta nuestro próximo lugar de encuentro.
Viajamos en ciencia ficción (¡ o en tren, viene a ser lo mismo!). La puerta del cansado y viejo tren está abierta de par en par y yo estoy sentado como al borde del agua mojando mis pies en el vacío justo por encima del suelo que se va desplazando. En todo momento tengo la impresión de que voy a oír a mis espaldas los reproches de un controlador que me dirá, con su acento suizo alemán:
- ¡Nein, verboten (prohibido)! ¡¡Eso no se puede hacer!! Pero no, aquí las gentes no están infantilizadas, es estupendo, (¿Quizá en Suiza no somos tan libres como pensamos...?) Al borde de los railes del tren hay gente y más gente... ¿Qué hacen? ¿Están viendo pasar el tiempo? Me sonríen de buen grado y me doy cuenta de que lo hacen de corazón... (¡Ahora sí que estoy seguro: me encuentro en otro planeta!)
Pasamos delante de una escombrera pública interminable, la gente hace allí sus necesidades sin ningún pudor. A un tiro de piedra más lejos, un niño hambriento busca su alimento cotidiano entre los apestosos escombros. Delante de una cabaña improvisada, construida con ayuda de materiales tirados por el suelo, toda una familia me observa silenciosa. ¡Así es como viven la mayoría de los habitantes de mi planeta! ¡Es insoportable! Menos mal que las lágrimas me enturbian la vista...
... Con el corazón lleno de rabia, agarro mi lápiz y les dibujo como en un grito de desesperación:
- ¡¡ No habéis sido olvidados!! ¡¡Sois preciosos, Dios os ama, su Hijo ha nacido entre vosotros!! ¡Ánimo! (un día les llegará mi dibujo...)
Persecuciones
El centro de acogida de la misión es un oasis de paz tangible, liberado de la latente opresión que se siente un poco por todas partes. Además de ser nuestro lugar de encuentro, es también el de los líderes de las iglesias llegados de todo el país. Algunos han tenido que afrontar distancias desmesuradas para llegar hasta aquí.
Desde mi llegada, se me ha recomendado discreción porque, aunque la India presuma de ser el país democrático más grande del mundo, la libertad de expresión sigue esperando sentada en la sala de espera. Los hindúes creen en las castas, las personas “mal nacidas” ni siquiera son consideradas como animales, aguantan y aceptan el desprecio y la esclavitud. No es el dinero, sino un cambio de mentalidad lo que necesitan los pobres para salir de esto. Cuando se enteran de que el Hijo de Dios en persona les ama y ha tomado su condición, que son de alta estima ante sus ojos, su vida cambia radicalmente y se libera de la fatalidad. No siendo ya condenados a ser una casta inferior, se ponen manos a la obra. Las castas más altas, indignadas por perder una mano de obra gratuita, empujan a los fanáticos religiosos hindúes hacia la sublevación.
5.000 cristianos de la región de Orissa han visto sus hogares incendiados, sus mujeres violadas y sus pastores salvajemente asesinados a puñaladas. Las familias que han logrado escapar han encontrado un “abrigo” en la selva. Pero esta está habitada por otros depredadores como el tigre y la enfermedad…
Los responsables de diferentes comunidades se consultaron entre ellos: ¿debían tomar las armas para defenderse?
Todos, de común acuerdo, optaron por la no violencia que enseña Cristo. Y decidieron perdonar…
Continuará la semana próxima…
Durante mi primera noche en la India, me vino a la idea un dibujo que me permitiría presentar a Jesús a alguien que no supiera leer y no tuviera en su bagaje la influencia de la cultura occidental cristiana.
El Espíritu del creador simbolizado por sus dos manos indica el camino al que desea realmente encontrarlo. Eso requiere estar atento a las señales y a Su voz que susurra en medio del bullicio del mundo a todo aquel que es sincero.
Eso demanda el retroceso que da la sabiduría para darse cuenta de que los pequeños caminos fáciles que la sociedad nos propone durante todo nuestro camino son atractivos, bien vendidos, pero su final es la ruina. (imagen sacada del Cómic Idées reçues 3)
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